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«La mujer tiene más sentido de culpabilidad porque siente más ansiedad ante una `falta'»

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Itziar Etxeberria
Profesora de sicología de la UPV-EHU

Es autora principal de un estudio publicado en ``Spanish Journal of Psychology'', que revela que el sentimiento de culpa es «significativamente más alto» entre las mujeres. No es que las mujeres sientan mucha culpa, algo que sí confirma que sucede, sino que muchos varones sienten «demasiada poca». En 2005 publicó el libro ``Los sentimientos de culpa. ¿Qué hacer con ellos?'' (Arguval).

Joseba VIVANCO

Afirma usted que los hombres albergan poco sentimiento de culpabilidad...

Así es. Nuestro grupo de investigación ha estudiado las diferencias de género en los sentimientos de culpa y, en repetidos estudios, ha encontrado que, en general, los varones tienden a experimentar sentimientos de culpa menos intensos que las mujeres. Lo hemos constatado tanto en la adolescencia como en la juventud y, sobre todo, en la edad adulta.

¿Qué indica un sentimiento bajo de culpa en una persona?

Muchas cosas, buenas y malas. Existe una idea muy extendida, a mi entender equivocada, de que los sentimientos de culpa constituyen un sufrimiento inútil, sinsentido, un tanto neurótico, del cual habría que saber desembarazarse. Y lo cierto es que a veces podemos tener sentimientos de culpa un tanto irracionales y desmedidos, que no suponen más que un sufrimiento inútil, paralizador, y que pueden estar en la base de diversos síntomas. En este caso tener un sentimiento de culpa bajo es bueno. Pero el sentimiento de culpa habitual, que habitualmente surge cuando, por acción u omisión, hemos infligido algún tipo de daño a otra persona, lo que denota es que tenemos sensibilidad interpersonal, que nos preocupamos por las consecuencias de nuestras acciones en los demás, que no eludimos la responsabilidad por las mismas... De un modo general, podemos decir que los sentimientos de culpa sanos indican que tenemos un sentido de lo que está bien o está mal, un sentido moral. Tener bajo sentimiento de culpa en este segundo caso no parece tan bueno.

¿Se ha perdido en general ese sentimiento de culpa?

Bueno, el sentimiento de culpa de carácter más ansioso, irracional, más neurótico, parece que ha ido disminuyendo, lo cual es una buena noticia. Este sentimiento de culpa respondía en buena medida a un tipo de prácticas educativas muy culpabilizadoras, que se basaban mucho en la inducción de culpa. Este tipo de prácticas, afortunadamente, cada vez están menos presentes en la educación de los niños y las niñas. Ahora bien, en cierta medida parece que «con el agua sucia del barreño, se nos ha ido el niño por el desagüe», y esto ha llevado en muchos casos a considerar que los sentimientos de culpa no valen para nada y hay que acabar con ellos. Si a esto se une el creciente individualismo de nuestra sociedad, no ha de sorprendernos que en general la culpa, también la culpa más sana, positiva, esté en franco y hasta preocupante retroceso en nuestra sociedad.

¿Y por qué las mujeres se sienten más culpables?

Para decirlo de una forma sintética, por dos razones fundamentales. Por un lado, porque son también más empáticas que los varones. Por otro, porque, fruto de un cierto tipo de prácticas educativas que todavía hoy pesan más sobre ellas que sobre los varones, las mujeres tienden a sentir más ansiedad ante cualquier «falta» y a contener más la agresividad, agresividad que a menudo acaban volcando sobre sí mismas.

¿A eso se refiere cuando habla en su estudio de «educación culpabilizadora«?

Como he dicho, creo que esto ahora apenas se da, lo que no significa que a veces los padres y las madres no se valgan de la inducción de sentimientos de culpa para controlar, de forma un tanto chantajista a veces, la conducta de sus hijos. Pero esta educación sí que estuvo muy presente, demasiado presente, en décadas pasadas, en que se daba un fuerte influjo de la Iglesia Católica en nuestra sociedad.

¿Hay alguna prueba del algodón para conocer el grado de culpabilidad de cada uno?

«Prueba del algodón», propiamente dicha, no hay. Pero si yo veo a alguien que, con la mayor desfachatez, dice que «no se arrepiente de nada» cuando a todas luces ha hecho algo que está mal, o veo que alguien se queda tan feliz después de haber hecho algo indebido a otra persona, que no se disculpa y hasta se enfada si otro se lo comenta, yo me preocuparía. Ésta sería la prueba del algodón. Más allá de cualquier pensamiento religioso, creo que cualquier persona mínimamente sensible debería preocuparse por lo que hace a los demás, por si actúa o no en consonancia con los valores que dice sostener y, cuando no actúa bien, sentir culpa, tratar de reparar sus acciones y replantearse sus acciones futuras. Esto es bueno tanto para la persona como para la vida en sociedad. Si nadie reconociera sus errores ni reparara el daño que hace a los demás, la vida social sería insufrible.

 

sentimientos

«Los sentimientos de culpa indican que tenemos un sentido de lo que está bien o está mal. Tenerlo bajo no parece tan bueno»

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