Hace un par de semanas os informábamos de la extraordinaria apertura realizada por Benedikt Purner y Albert Leichtfried en Gastein: la vía «Centercourt». Es decir, vista la graduación, WI7+, de lo más duro del mundo.

Pues bien, no salimos de esa zona austriaca de cascadas de hielo, ya que, gracias a las condiciones que se están dando, hay mucho movimiento y del bueno. Rudolf Hauser, por ejemplo, se expresa en toda su plenitud ofreciendo dos actividades de un nivel sobresaliente. Dos actividades con diferente cariz: una en cordada y otra en solitario.

Junto a Alexander Holleis, Hauser firmaba la primera ascensión de la línea «Gamsstubenfall». Una ruta de nada más y nada menos que 800 metros y dificultades de hasta WI7. Una cascada que había sido cortejada durante años por un buen número de representantes de alto nivel de la escalada en hielo. Una línea de extrema dificultad y grandes peligros objetivos. Un sólo dato: el largo crucial de 36 metros sólo se podía proteger con un tornillo de 8 centímetros. Para la ascensión, la cordada Holleis-Hauser necesitó un maratón de once intensas horas de trabajo.

A pesar de que quedaron satisfechos, en el caso de Hauser parece ser que esta gran apertura no le sació «demasiado». Y lo decimos porque unas jornadas más tarde el escalador austriaco cambiaba de estilo. Sí, dejaba a su compañero de cordada de lado y apostaba por una escalada en solitario integral. No salía del escenario de Gastein, y solo y sin cuerda se hacía con una de las clásicas en su grado: «Supervisor» (270 m, WI6).

Paso clave a 180 metros

El austriaco es de ese reducido grupo de alpinistas que escalan en solo integral vías de hielo de gran dificultad. No es el primero ni mucho menos. Ya en el lejano 1982 Gérard Chantrieux escalaba en Freissinières una línea de grado 5. No nos olvidamos tampoco de los Damilano, Lowe, Twight, Marlier, Kammerlander, Steck, Lacelle... Pero en este caso nos centraremos en la actividad del escalador local.

El tiempo del pasado 12 de enero prometía, justo el día elegido por Hauser para escalar «Supervisor» en solo y sin cuerda. En esta ocasión, como adelanta el protagonista, la rutina diaria cambiaría: «Dentro de mí sentía algo diferente. Se apoderó de mí una especie de melancolía, un deseo de cambio. Sin embargo, no podía dar fuerza a ese sentimiento, ya que la vida me da toda la fuerza y energía necesaria. Y todo salió a la perfección».

Hacía frío. La temperatura era de unos 10º bajo cero. A pesar del debate interno, el austriaco lo tenía claro: sólo podía aceptar el reto. Además, los nervios no le presionaron demasiado: «Antes de empezar la escalada me sentí bien; quizás, un poco caliente. «Supervisor» me miraba desde lo más alto. Me amenazaba, pero era muy hermoso. Mi compañero Geri me dejó solo con mis pensamientos. Empecé bien y los movimientos iban al ritmo adecuado. Después de los primeros 80 metros, mis pies no se sentían tan bien. La calidad del hielo es buena y mis crampones afilados muerden como esperaba».

La escalada se desarrollaba sin contratiempos. Pero a una altuta de 180 metros, Hauser tuvo que dar todo lo que tenía tanto en lo físico como en lo sicológico. Por delante tenía el paso clave: «Tras escalar un buen número de metros, estoy ante la clave de la línea, a unos 180 metros del suelo. Antes de prepararme para esa sección, una ráfaga de viento helado me dejó totalmente rígido. También caían de arriba algunos trozos de hielo que me `mandaba' mi colega Geri, quien me estaba fotografiando. Ok, estoy bien, pero tengo que darme prisa». Justo encima tenía tres metros de techo de hielo: «Me las arreglé para evitarlo escalando por su derecha. Estaba húmedo, maldita humedad. Mientras miraba para abajo sentía libertad. Como la vida, tan real y tan honesta. Mis crampones penetraban un hielo transparente como el cristal».

Un golpe tras otro, y la sección clave ya estaba atrás. Por delante, los últimos 50 metros que «sólo» eran de grado 5. Finalmente llega a la cima completamente mojado y con el recibimiento de un fino viento helador.

19 años después de la apertura realizada por Steinbacher y Zlöbl, Hauser firmaba la primera ascensión en solitario de «Supervisor». Los aperturistas necesitaron 8 horas; nuestro protagonista, en cambio, 1 hora y 40 minutos.

«La euforia no dura mucho en al alpinismo. Sin casi descansar, empecé a descender», afirma Hauser.