«Va a costar, pero sé que puedo recuperar mi mejor nivel y lo voy a intentar»
Jugador del Everton
Catorce minutos con la adrenalina por las nubes y el único deseo de volver a disfrutar sintiéndose futbolista. Así fue el regreso de Mikel Arteta después de once meses alejado de los terrenos de juego por culpa de una rotura de ligamentos. Casi un año después, David Moyes se dirigió al banquillo del Everton, puso al donostiarra a calentar y le permitió reencontrarse con la competición.
Juan José LAHUERTA
El partido que enfrentó a Everton y Birmingham el pasado fin de semana fue más que una eliminatoria copera para Mikel Arteta. Supuso, aunque sólo fuera por catorce minutos, su regreso a la competición tras once meses de calvario por una problemática rotura de ligamentos.
¿Echaba mucho de menos disfrutar del calor de un estadio?
Muchas cosas. La tensión durante la semana, entrenar con los compañeros, estar en el vestuario, llegar al campo, cambiarte... Es adrenalina, el ambiente... Son muchas cosas que se pierden y casi se olvidan cuando tienes una lesión tan larga. Tengo una rutina muy marcada antes de un partido y el día que volví había cosas que se me olvidaron. Me daba la risa.
¿Qué se le pasó por la cabeza cuando saltó a sustituir a Landon Donovan?
Llevaba muchísimo tiempo esperando ese momento. Estaba muy contento y fue bonito. Desde la recepción del público, cuando salí a calentar, hasta mis compañeros, que se pusieron todos a aplaudir. También el míster. Fue una pena que no ganáramos el partido, pero a nivel personal, merece mucho la pena después de todo lo que he tenido que trabajar para volver.
¿Se acuerda de lo que le dijeron cuando entró al campo?
Cuando me estaba vistiendo, el míster me dijo «Mikel, sal y disfruta. Llevas once meses trabajando para este momento y no te voy a pedir nada. Sal y haz lo que sabes, que lo mereces».
En esos minutos, ¿se acordó de los malos momentos?
Estaba tan tenso y tenía tanta adrenalina que no me acordé de nada. Me acordé al día siguiente, que me dolían todos los músculos. Pero ese día no me dio tiempo porque estaba intentando disfrutar, con ganas de hacer cosas. Me sentía raro por tener gente al lado y por el ritmo del partido. Son muchas cosas que, quieras o no, se pierden. Pero me encuentro muy cómodo.
En once meses le habrá dado tiempo a pensar en muchas cosas. ¿También a descubrir quiénes son sus amigos de verdad?
Cuando salí de casa, fuera de mi entorno y mis amigos, ya empecé a ver quién está cerca y quién no. Yo lo tenía claro y no puedo decir que los que pensaba que eran mis amigos me hayan fallado, sino todo lo contrario. Han estado muy pendientes, me han ayudado un montón, han viajado conmigo para ayudarme y entretenerme... El club, un diez, porque me ha dado la libertad de irme a Donostia a rehabilitarme con mi fisio, de venir, tener tranquilidad, no meterme presión...
¿Y el público, como se ha portado?
Muy bien. Al club han llegado un montón de cartas, una pasada. La gente ha estado pendiente y la ciudad también. El otro día, cuando salí a calentar y cantaron unas canciones que tienen conmigo, fue muy emocionante. Mi familia estaba aquí y estaba emocionada. Es una afición muy leal y muy pasional.
¿Cree posible recuperar el nivel que tenía antes de la lesión?
Voy a hacer todo lo posible. Sé que va a costar. Y cuando cuesta, lo que hay que hacer es poner más de tu parte. No voy a estar en dos semanas, porque llevo diez días entrenando con el equipo. Pero sé que puedo llegar y lo voy a intentar.