Paul de la Cuesta se encuentra estos días en Donostia. El fin de semana pasado estuvo en Eslovenia disputando dos pruebas de la Copa del Mundo, y mañana vuelve a coger las maletas. Deprisa, deprisa. Sin descanso. Nada fuera de lo habitual para alguien que pasa «entre 200 y 250 días al año lejos de casa».

En esta ocasión, el viaje será especial. El trayecto partirá de la capital guipuzcoana y, tras hacer escala en Barcelona, Zúrich y Toronto, finalizará el viernes en Vancouver (Canadá), donde el próximo día 12 se celebrará la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno (www.vancouver2010.com).

El joven esquiador -cumplió 21 años el pasado noviembre- será el único vasco en esta cita. «Esto es el sueño de cualquier deportista», confesaba ayer ante los medios.

Lo primero será habituarse al importante desfase horario, puesto que en la costa oeste canadiense son nueve horas menos que en Euskal Herria. Un dato importante también para quienes quieran seguir la competición desde aquí.

Lo suyo es la velocidad, por lo que tomará parte en las pruebas de descenso, super-gigante y slalom gigante. «Soy poco conservador. No puedes bajar tranquilo, tienes que ir a tope, si no te caen un montón de segundos», explicaba ayer. Le han llegado a medir más de 150 kilómetros por hora de velocidad punta en una recta, aunque «lo complicado no es eso, es tomar las curvas a 110 por hora».

Ya acumula un buen palmarés

La cita olímpica es otro peldaño en una trayectoria con más futuro que pasado. Hizo sus primeros pinitos con apenas dos años y medio, empezando a competir con siete. Con sólo 16 ya era campeón de España absoluto de gigante y super-gigante. Precoz, rápido para todo. Con 18 se proclamó campeón del mundo juvenil de descenso y un año después logró la plata mundial en gigante.

Ya en la élite, cuenta en su haber con dos participaciones mundialistas, en Äre 2007 (Suecia) y Val d'Isere 2009 (Estado francés). Esta temporada ha disputado cuatro pruebas de la Copa del Mundo, y ahora acude a Vancouver para «coger experiencia. Tengo 21 años. En los podios, salvo alguna excepción, suele haber gente de entre 26 y 35 años. La experiencia cuenta muchísimo y tengo una proyección importante», manifestaba con ese punto de ambición tan necesario para arañar centésimas al crono.

Criado deportivamente en Baqueira Beret (Lleida), el Pirineo se le ha quedado pequeño y ahora se pasa el invierno -si no está compitiendo- entrenando en los Alpes. Y cuando en el hemisferio norte llega el verano se desplaza hasta el sur de Argentina para seguir deslizándose sobre sus esquís.

Las pruebas olímpicas se disputarán en Whistler Creekside, a 150 kilómetros al norte de la sede oficial. «Sé que ha nevado muchísimo, hay como diez metros de nieve. Conozco la estación, aunque no la pista. Estuve hace siete años e hice un buen papel». A ver si repite. Lo contará desde allí su blog, accesible desde www.gaztekutxa.net