Al menos ocho personas, tres soldados estadounidenses, murieron ayer en un atentado cometido en el noroeste de Pakistán, al día siguiente de que aviones no tripulados de EEUU efectuaran su mayor ataque hasta la fecha contra supuestos bastiones de los talibán y de Al-Qaeda, que se saldaron con la muerte de al menos 31 personas. Junto a los tres militares estadounidenses fallecieron también cuatro niñas de entre diez y quince años y un paramilitar paquistaní. Los talibán reivindicaron el atentado y advirtieron de que «seguiremos con los ataques contra los estadounidenses».

Los soldados estadounidenses formaban parte de un convoy que transportaba trabajadores humanitarios y periodistas con motivo de la inauguración de una escuela femenina reconstruida después de haber sido dinamitada por los talibán en enero de 2009, según las autoridades locales.

Cuatro alumnas de la escuela fallecieron al explotar una bomba en el exterior del centro coincidiendo con la llegada del convoy, según la versión de la Policía, que cifró entre 55 y 65 el número de heridos, estudiantes la mayoría de ellos.

El ataque tuvo lugar en la aldea de Koto, en el distrito de Dir Baja, donde el Ejército paquistaní llevó a cabo en 2009 una vasta operación con el objetivo de expulsar a los talibán de sus principales ciudades.

«Tres soldados estadounidenses agregados al cuerpo de guardias fronterizos como instructores murieron en el atentado y dos más resultaron heridos». aseguró la Embajada de EEUU en un comunicado. «Ellos asistían a la inauguración de una escuela para niñas que acababa de ser reformada gracias a la ayuda humanitaria de EEUU», agregó.

El movimiento Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que aglutina a diversas facciones talibán, aseguró que «los estadounidenses muertos eran miembros de Blackwater». «Sabemos que Blackwater es responsable de los ataques en Peshawar y en otras ciudades de Pakistán, y advertimos de que vamos a vengar a los muertos inocentes de Peshawar», añadió Azam Tariq, su portavoz, que en declaraciones a Reuters, sostuvo que «seguiremos cometiendo estos ataques contra los estadounidenses».

La posible presencia de fuerzas militares estadounidenses en Pakistán ha sido objeto de numerosas controversias. Una parte importante de la opinión pública paquistaní considera que la guerra contra la insurgencia talibán en la que se ha enfrascado el Ejército paquistaní es un asunto de EEUU.

El mayor ataque

El TTP nunca ha reivindicado los atentados contra la población civil, aunque sí acusa con frecuencia a EEUU de atacar a la población.

El martes por la tarde, más al sur en la frontera con Afganistán, un ataque con aviones no tripulados de EEUU, el mayor realizado hasta ahora en el noroeste de Pakistán, dejó al menos 31 muertos, en su mayoría, según fuentes militares paquistaníes, insurgentes islamistas.

Testigos y responsables administrativos y militares dijeron haber contado hasta diez de esos aviones teledirigidos y la explosión de al menos 18 misiles en las inmediaciones de Dattajel, zona extremadamente alejada y montañosa del distrito tribal de Waziristán del Norte.

«Nunca hubo ataques de esa amplitud, fue el más masivo» lanzado por «aviones teledirigidos estadounidenses», afirmó a AFP un oficial superior del Ejército paquistaní en Peshawar. En el pasado, ataques similares han provocado mayor número de víctimas, pero sin la participación de tantos aparatos y misiles.

En las últimas semanas, la CIA y el Ejército de EEUU desplegados en Afganistán han intensificado considerablemente sus ataques con este tipo de aviones en zonas tribales del noroeste Pakistán, una región que Wa-shington considera como el principal santuario de Al-Qaeda y una importante base de retaguardia de los talibán afganos, gracias al apoyo de los talibán paquistaníes.

Desde agosto de 2008, los misiles estadounidenses han matado a casi 800 personas en el noroeste, la mayoría presuntos combatientes islamistas pero también muchos civiles.