Raimundo Fitero
No ceja
El deterioro del inconsistente ZP está sucediendo en vivo y en directo a los ojos de toda la ciudadanía. Rezando o sin rezar, es un espectro. Su conserje en Ajuria Enea sigue sus pasos, pero aplicándose con mucho esmero para aparecer ante la opinión pública como el más inútil. El ridículo que ambos gobiernos capitalizan cada jornada lectiva es una glosa a Murphy. La foto de Fernández de la Vega y López es una muestra de su superficialidad, de la falta de proyecto político, de autoridad moral, de recursos técnicos para solucionar casi nada. Hablan, dicen una parida y a las horas la rectifican. El paro crece aquí más que en el resto del Estado. Por algo será. Ellos están a lo que están y no es otra cosa que para liderar la AVT. Y para complacer a Antonio, que los tiene cogidos por allí.
Pero el gobierno de España es una fuente de despropósitos. Una amenaza para la salud mental de jornaleros, trabajadores, jubilados y becarios y probablemente funcionarios. Una pesadilla para las mínimas reservas de entidad de los soñadores del reformismo. La voluntaria entrega de los ideales al ejercicio del poder sin programa ni objetivos más allá de la supervivencia en los titulares. Julio Anguita, presente en «59 segundos», parece un bolchevique iluminado frente a los pastueños politicastros actuales.
Los ciudadanos empiezan a estar hartos. O bastante hartos. En Facebook hay un grupo llamado «Va a trabajar tu puta madre hasta los sesenta y siete años». En estos momentos está por encima de los doscientas cincuenta mil agrupados, lo que viene a ser una buena encuesta. Que decidan sobre la cuantía, los años cotizados, las condiciones para cobrar las pensiones de los trabajadores unos sinvergüenzas que tiene pensión vitalicia con siete años de ser diputados en el congreso es para mentar a quién los fundó. Dan grima, asco, incitan al insulto, a la crispación. Estos ministros y ministras están acabados, su pastor más, pero no seamos ingenuos, los que vengan tendrán la dentadura más blanca y los ideales más negros. Y saldrán igual de maquillados en sus televisiones ocupadas. Pero todo puede ir a peor. Y se irá, no lo dudamos. ZP no ceja en el empeño.