El pasado 2 de febrero la Mesa del Parlamento -en la que hay dos representantes del PNV y dos del PSE, presididos por una del PP- decidió fijar cupos a las iniciativas de los grupos parlamentarios en los plenos ordinarios. Pero ayer nadie lo defendió en la Junta de Portavoces y, finalmente, la propuesta quedó aparcada a la espera, quizá, de otra reforma del reglamento recién reformado.

No es un chiste ni un mal sueño. El acuerdo de la Mesa del que ahora nadie se responsabiliza consta en acta.

El PNV, el grupo más grande y al que se atribuye el origen de este movimiento fallido, reconoce que al inicio de la legislatura hubo algún pleno con hasta ocho puntos de los que sólo uno era iniciativa suya, por lo que comentó en la Mesa la necesidad de algún tipo de regulación. Pero el tema quedó ahí.

Al inicio del actual periodo de sesiones, fue la presidenta, del PP, la que retomó la cuestión y el secretario primero, del PSE, el que concretó la propuesta de reparto.

Junta de Portavoces

En la reunión de ayer de la Junta de Portavoces, el representante del Grupo Mixto, Jesús Mari Larrazabal (EA) señaló que la fijación de cupos no figuraba en el reglamento, por lo que sería fácilmente impugnable en los tribunales. Ese punto de vista legal fue compartido por el portavoz del PP, Leopoldo Barreda.

Pese a que la concreción del reparto había partido de un miembro del PSE, su portavoz en la Junta, Óscar Rodríguez, señaló que la opinión del partido era que el sistema actual estaba bien y que de reformarlo se haría a través del reglamento.

En esas circunstancias, el jeltzale Ricardo Gatzagaetxeberria apuntó que la medida le parecía razonable, pero que el PNV no tenía especial interés en mantenerla, aunque se mostró sorprendido por el cambio de PSE y PP.

Al final, la propuesta quedó aparcada por desistimiento generalizado.