Finaliza el aislamiento de Guimón después de 39 días de ayuno
Lorentxa Guimón dio ayer por finalizada su huelga de hambre al conocer la decisión que adoptó la dirección de la prisión de Roanne: hoy por la mañana será trasladada a Rennes (Bretaña). En este mismo centro se encuentran otras cuatro presas vascas, por lo que se acaba el aislamiento de Guimón. Askatasuna lamentó que el Estado francés esperara «tanto» para tomar una decisión, ya que el estado de salud de la presa era ya «muy grave».
GARA
Después de 39 días de huelga de hambre, ayer por la tarde dio por finalizada su protesta la presa vasca Lorentxa Guimón; desde la dirección de la prisión de Roanne le aseguraron que la trasladarán a Rennes (Bretaña) hoy por la mañana. La vecina de Angelu emprendió esta dinámica de lucha el 2 de enero para denunciar su situación de aislamiento, ya que es la única presa vasca en esa cárcel; ayer concluyó la protesta al conocer la decisión de su inminente traslado. Acto seguido, le proporcionaron un complejo vitamínico para que comience a recuperarse.
El padre de Lorentxa, Xabier Guimón, explicó a GARA que fueron los funcionarios de la prisión francesa quienes notificaron la noticia del cambio de cárcel, cuando se acercaron a su celda para pedirle que recogiera sus cosas, y no la dirección de la cárcel que tampoco accedió a hablar con el abogado de la vasca. En la prisión de Rennes están ingresadas otras cuatro presas vascas, una de ellas vieja conocida de Guimón. El padre cree que esto ayudará a la presa política de Angelu en su recuperación. Además, gracias a la huelga de hambre, Guimón ha conseguido que le restablezcan las visitas, aunque todavía sus familiares y amigos tendrán que pedir los permisos pertinentes al director del nuevo centro penitenciario.
Otra de las razones que llevó a Guimón a emprender esta huelga de hambre fue la imposibilidad de poder hacer reuniones a tres con su hija y el padre de ésta. Ahora, todavía resultará difícil que pueda reunirse con su marido, que se encuentra internado en Lannemazan (Altos Pirineos), y con su hija de siete años a la vez.
«No podía estar de pie»
Según afirmaron sus familiares, Guimón ha perdido alrededor de 13 kilos y se encuentra «muy débil». Desde el movimiento pro amnistía relataban que la presa no «era capaz ni de aguantar de pie una llamada telefónica y tenía que ponerse de rodillas». Al parecer, hasta el lunes no le dejaron una silla. Además, había denunciado que a raíz de su protesta «habían incrementado las medidas de control» en la prisión. El viernes pasado, por ejemplo, registraron su celda como cada semana, pero esta vez «fueron más duros». Durante estos 39 días sus familiares solicitaron en más de una ocasión poder reunirse con la dirección del centro, aunque sólo pudieron hacerlo una vez.
Por su parte, desde Askatasuna denunciaron el hecho de que el Estado francés haya esperado «hasta este punto» para tomar una decisión. También afirmaron que la protesta llevada a cabo por Guimón ha sido «una muestra» de la dinámica emprendida por el Colectivo de Presos Políticos Vascos, que defienden que se respeten sus derechos básicos.
Para Askatasuna la huelga de hambre de Guimón ha sido «una muestra» de la dinámica de lucha del Colectivo de Presos Políticos Vascos, que defiende que se respeten sus derechos más básicos.
Siete meses de peticiones infructuosas. Treinta y nueve días sin comer para, al final, poder dar salida a una situación que nunca tuvo que llegar a tales extremos.
La táctica de la administración penitenciaria francesa no es nueva. Ya la ha utilizado antes con otros presos políticos vascos. Una directora de cárcel que pone excesivo celo en el cumplimiento de las disposiciones hacia los presos vascos tensa la cuerda de tal modo que aboca a la presa a poner en riesgo su propia vida. En ese lógico (¿o ilógico?) desafío se llega a un punto crítico y, entonces, la solución es el traslado, decidido, por supuesto, por el Ministerio de Justicia, cuya política ha sido la que ha llevado la situación al límite. A.M.