El Parlamento de Estrasburgo da luz verde a la Comisión de Barroso
Después de tres meses de espera, el Parlamento de Estrasburgo aprobó ayer la nueva Comisión Europea dirigida por el portugués José Manuel Durao Barroso. Por 488 votos a favor, 137 en contra y 72 abstenciones, los eurodiputados dieron su confianza al equipo que en los próximos cinco años integrará el Ejecutivo de Bruselas. Con este trámite se pone fin a un largo proceso iniciado en junio de 2009. Los 26 comisarios jurarán hoy oficialmente sus cargos.
GARA
El pleno del Parlamento de Estrasburgo ratificó ayer por 488 votos a favor, 137 en contra y 72 abstenciones la nueva Comisión Europea, que por segunda vez consecutiva estará encabezada por el conservador portugués José Manuel Durao Barroso.
La aprobación se daba por descontada ya que el examen de los nuevos comisarios por parte de la Eurocámara y las negociaciones entre bastidores habían tenido lugar en las últimas semanas y meses. Los tres principales grupos del Hemiciclo, conservadores, socialdemócratas (excepto los franceses) y los liberales dieron luz verde a la nueva Comisión, contrariamente a los Verdes, la Izquierda Europea y los euroescépticos.
Con este trámite se pone fin a un largo proceso, que se ha visto afectado por algunos contratiempos y ha retrasado notablemente la entrada en funciones del nuevo colegio de comisarios, que oficialmente tomarán hoy posesión de sus cargos.
Los escollos en la ratificación del Tratado de Lisboa y el tropiezo de la candidata búlgara para ocupar la cartera de Ayuda Humanitaria retrasaron más de lo previsto la puesta en marcha de la Comisión, que nace con el reto urgente de abordar la crisis de deuda en la zona euro.
El nerviosismo de los mercados ante el temor de que países como Grecia, Portugal y el Estado español tengan que hacer frente a una situación de quiebra, llevó a Barroso a salir en defensa de la zona euro durante el debate previo a la investidura.
«Nuestra moneda común, el euro, seguirá siendo un instrumento fundamental para nuestro desarrollo y los que creen que se puede cuestionar deben darse cuenta de que vamos a mantenernos firmes», subrayó.
El portugués, que durante su primer mandato fue criticado por algunos sectores por su inmovilismo, se mostró voluntarista, prometiendo «medidas a corto plazo» para promover el crecimiento económico y el empleo, y abogó por una «coordinación económica más fuerte» entre los estados miembros de la UE. «Nuestra situación económica y social exige un cambio radical Tenemos todos los medios para ponernos a trabajar», resaltó. Barroso también admitió otros problemas, como la pérdida de influencia en el tablero internacional. «Europa no ocupa aún el lugar que le corresponde en el mundo», admitió, defendiendo la necesidad de hablar «con una sola voz».
En el debate previo a la votación, el presidente del PPE, Joseph Daul, emplazó al nuevo equipo a que se centre en los problemas generados por la crisis. Criticó también que «la voz de Europa en el mundo no haya estado a la altura de las expectativas», por lo que pidió a la alta representante para Política Exterior, Catherine Asthon, «medidas de calado».
El jefe de los liberales, Guy Verhofstadt, reclamó al Ejecutivo «arrancar» lo antes posible y ser el «motor» de la UE. A Barroso, le pidió ambición.
El líder de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, denunció una «verdadera coalición de hipócritas» formada por los tres principales grupos políticos. «La suma de muchos ceros no puede dar un resultado positivo», incidió.
¿Está Europa en declive en un mundo que sólo tiene ojos para los países emergentes y Estados Unidos? El temor comienza a golpear al viejo continente en un momento en el que se supone que la Unión Europea va a salir reforzada tras la configuración de la nueva Comisión Europea.
«La presencia que hoy en día tiene en la esfera internacional es despreciable, por lo que hay fuertes razones para estar preocupado», dice el historiador y asesor científico del Museo de Europa de Bruselas Elie Barnavi. En su opinión, la solución pasa por «una mejor integración y coordinación de las políticas».
El primer presidente permanente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, tendrá mañana su primera prueba de fuego con la cumbre de dirigentes de la UE que él mismo ha convocado. Se espera la asistencia del presidente de la Comisión, de la jefa de diplomacia de la UE y su presidente de turno. A la escasa visibilidad de este cuarteto ante el seísmo de Haití, se añade el plantón del presidente Barack Obama a la cumbre EEUU-UE. Los europeos lo han vivido como una humillación, más aún después de la cumbre climática de Copenhague, en la que Washington presionó a Europa para que negociara un acuerdo de mínimos con China e India. Además, los países emergentes están presionando para que se reduzca la influencia europea en foros internacionales como el G20 y el FMI.
«Europa debe adaptarse a un mundo donde su importancia es relativa. Debemos aceptar que ya no somos decisivos», señala Alvaro de Vasconcelos, del Instituto de Estudios Estratégicos de la UE. Y. LE FORESTIER