Vancouver ya cuenta las horas que faltan para el comienzo de los juegos
En la madrugada del viernes al sábado (3.00, hora de Euskal Herria) arrancan en Vancouver los XXI Juegos Olímpicos de Invierno, una cita que se prolongará hasta el 28 de este mes. Con los lógicos «problemillas» de última hora, la organización asegura que todo está ya listo.
Imanol INTZIARTE
Situada al sudoeste de Canadá, muy cerca de la frontera con Estados Unidos, al pie del estrecho de Georgia (Océano Pacífico) y al pie de la Montañas Rocosas. En un enclave privilegiado para disfrutar de los deportes de invierno, Vancouver acoge cada año a miles y miles de aficionados dispuestos a disfrutar de la nieve. Precisamente, el blanco elemento está siendo protagonista durante estos días previos... por su ausencia. Las temperaturas son más altas de lo que suele ser habitual por estas fechas, y eso ha provocado que no haya nieve en Cypress Mountain -ubicada a 900 metros de altitud-, sede de las pruebas de esquí acrobático, skicross y snowboard.
En cambio, en la estación de Whistler -situada a dos horas en coche al norte de Vancouver y sede del esquí alpino y del fondo-, no existe ese problema. Así que la organización optó por emplear una flotilla de 300 camiones y helicópteros para desplazar 5.000 metros cúbicos de nieve de un lugar al otro.
La organización corría un «riesgo calculado» al elegir Cypress Mountain. Las pistas están situadas frente a la ciudad, por lo que el acceso a ellas es muy cómodo. En el otro lado de la balanza está el hecho de que se encuentra expuesta a los caprichos del tiempo oceánico, más este invierno en el que actúa el fenómeno denominado «El Niño». Así, se están registrando máximas superiores a los 10 grados, poco frecuentes a estas alturas del calendario.
No obstante, todo apunta a que no habrá problemas en este aspecto y que la competición se desarrollará según lo previsto. Tampoco faltará el calor en las gradas. Casi todo el billetaje está vendido, más de 1.600.000 entradas. Las cifras que se mueven en un evento de este tipo son abrumadoras. Se espera la llegada de unos 500.000 turistas, el doble que en Salt Lake City 2002 (EEUU), últimos Juegos organizados en Norteamérica. En torno a 25.000 voluntarios se encargarán de que todo esté siempre perfecto, mientras que los 10.000 periodistas acreditados darán cobertura mediática.
El número de estados presentes asciende a 82, dos más que en Turín 2006. Las novedades resultan bastante exóticas. Son Ghana e Islas Caimán, que tendrán representación en esquí alpino.
No toda la ciudad comparte el entusiasmo
Toda cara tiene su cruz, y unos Juegos Olímpicos también. El dispendio económico que suponen unos Juegos es enorme. El pasado domingo, varios centenares de personas se concentraron en el desheredado barrio de Downtown Eastside para hacer pública su oposición mediante una parodia crítica titulada «Juegos Olímpicos de La Pobreza». «Seis millardos de dólares (6.000 millones) para tres semanas de competición, seguramente será genial para la ciudad, pero eso no aporta nada al ciudadano medio», explicaba Robert Bonner, militante de un colectivo denominado Carnegie Community Action Project.
Frente al glamour y el exceso de unos Juegos, Downtown Eastside es un barrio marginal donde habitan centenares de personas sin un techo bajo el que cobijarse. Precariedad, drogas y violencia están a la orden del día. Las autoridades sanitarias subrayan que la tasa de seropositivos por VIH es la más elevada del mundo industrializado. Pasado mañana, antes de la Ceremonia de Apertura, está anunciada otra manifestación de protesta.
Pero unos Juegos Olímpicos son, ante todo, un escaparate. Así lo han entendido los representantes de los cuatro pueblos nativos sobre cuyos ancestrales territorios se celebra este evento deportivo. De este modo, se han involucrado en la organización y el pasado lunes procedieron a la apertura de un pabellón, situado en el centro de la ciudad, que servirá para dar a conocer su cultura y su identidad.
De reyes y reinas
En el apartado deportivo, es la segunda vez que Canadá organiza unos Juegos de Invierno. Las anteriores fueron en Calgary, en 1988. Toda cita olímpica tiene su rey y su reina del esquí alpino, la disciplina más mediática. En aquella ocasión, destacaron Alberto Tomba y Vreni Schneider. El italiano y la suiza se llevaron los títulos de gigante y eslalon.
Para esta edición, la gran favorita para portar la corona es la estadounidense Lindsay Vonn, doble oro mundial el año pasado y que va camino de ganar por tercer año consecutivo la Copa del Mundo. En categoría masculina los pronósticos apuntan al suizo Carlo Janka como gran atracción. Será la pista la que dé y quite.