Txisko Fernández I Periodista
Al fondo, la imagen es mucho más nítida
El escenario político vasco refleja un movimiento desconcertante si sólo nos fijamos en el primer plano, por donde transcurren las polémicas diarias entre unos portavoces políticos que siguen un guión tan caduco que ya es ininteligible para el común de la ciudadanía. En ese plano, los representantes de PNV y PSOE son los que más ruido están haciendo en las últimas semanas. Para quien se encuentre cómodo apoltronado en el patio de butacas, como mero espectador, el espectáculo puede llegar a ser divertido, porque en el juego de las sillas que están protagonizando hay codazos, zancadillas, improperios y, si siguen así, llegarán a cruzarse gestos tan elocuentes como la última «peineta» de Aznar (ahí, en la falta absoluta de discurso racional, es donde el PP, el gran aliado de Patxi López, se siente más a gusto).
Pero para quienes apuestan por un mundo real distinto, la perspectiva es mucho más amplia. Hay que subirse a la tarima y caminar entre las bambalinas para tomar parte en los preparativos de la obra. Y, desde allí, podremos descubrir que, pese al griterío del escenario, en el fondo los dirigentes jelkides siguen retocando el guión junto a los unionistas españoles con la esperanza de que en la próxima temporada de primavera puedan seguir entreteniendo, engañando, al personal con la misma cantinela de siempre disfrazada de «pacto» o de «desencuentro», que no son más que las dos caretas del mismo personaje fraudulento que vienen representando durante las tres últimas décadas.
En este plano más profundo es donde más clara se ve la imagen política del país: por un lado, quienes trabajan para, entre todos, renovar el escenario y cambiar el guión impuesto antidemocráticamente; por otro, los que rechazan cualquier cambio profundo que pueda dar al traste con su perfeccionada obra, que consiste en que una élite de iluminados siga chupando del bote generación tras generación, eso sí, concediendo al vulgo el «derecho al pataleo» siempre que no se atreva a subirse al escenario y convertirse en protagonista.