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La Copa de baloncesto 2010 en el bizkaia arena

19 de febrero: San Emeterio, santo patrón de los aleros tocados por la mano de Dios

Caja Laboral Baskonia se llevó el derbi de cuartos de la Copa. El quinteto titular gasteiztarra, liderado por un San Emeterio imparable, hundió a unos hombres de negro que sólo apretaron a su rival en el segundo cuarto.

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BIZKAIA BILBAO BASKET 62
CAJA LABORAL BASKONIA 75

Arnaitz GORRITI I

Desde ahora el santoral, aunque sea apócrifo, puede apuntarse un nuevo miembro: San Emeterio, santo patrón de los aleros tocados por la mano de Dios. De su mano, Caja Laboral Baskonia se impuso en el derbi copero ante un voluntarioso Bizkaia Bilbao Basket que sólo opuso resistencia en el segundo cuarto. Todo lo pudo San emeterio, a excepción de una cosa: hacer olvidar a Splitter.

Sin embargo, el duelo comenzó bastante antes del salto inicial. Ya en la «maniobra de aproximación» al Bizkaia Arena se podían escuchar, tímidos, aún, cánticos y vítores por parte de ambas aficiones, sobre todo la baskonista que, al menos durante algunos instantes, trasladó la atmósfera de Zurbano. Por supuesto, la hinchada local no quería quedarse atrás, y rasgó su colectiva garganta todo lo que pudo, y más.

Los jugadores saltaron a una cancha cargada de magia y electricidad, con el corazón encogido y muchas pulsaciones. Tanta tensión se le atragantó al conjunto bilbaino. Javi Rodríguez recibía la descarada invitación a tirar mientras se le negaba por sistema el pase a los interiores o a los aleros que acostumbran a meterse en el poste bajo y buscar la ventaja a través de su poderío físico. La ausencia de Splitter quedaba paliada por un esfuerzo de los de Ivanovic en la retaguardia realmente encomiable, con constantes cambios en las asignaciones con agresividad y sin piedad a la hora de buscar el contacto, o luchar por el balón, provocando numerosos errores a los anfitriones.

Eso es defensa, porque en ataque también estaban la mar de enchufados los vigentes campeones de Copa. Primero fue Fernando San Emeterio quien reventaba el aro rival en una serie perfecta de tiros de dos y de tres. A su aportación anotadora se unía la clarividencia en la dirección de un Ribas que se reivindicó como base solvente, y un Stanko Barac que dijo aquí estoy yo para imponerse tanto atrás como delante, donde además de su buena mano desde la media distancia, mostró buen juego de pies y contundencia.

Katsikaris llamó a capítulo a sus muchachos y movió el banquillo. Así, Salgado y Banic volvía a ejercer de «Batman & Robin» para arreglar el desaguisado, 11-20 al final del primer cuarto.

Lento, pero seguro

Como era de prever, el recambio le salió bien al técnico heleno. El de Santutxu comenzó a repartir buenos balones y el «Pollo» de Zadar a meterlas. Hervelle y Mumbrú -en el «corazón» de los cánticos baskonistas- se sumaron a la remontada con rebotes y puntos.

Mientras tanto, la rotación gasteiztarra no podía mantener el nivel. Huertas se veía totalmente descolocado y Herrmann no acertaba a la hora de ejecutar bien sus movimientos. Además, a San emeterio se le mojó la pólvora mientras que a Oleson y English no les entraba nada. Algunos chispazos de Eliyahu y Ribas servían para, a duras penas, mantener a los de Ivanovic por delante.

Un triple de Salgado acortaba la diferencia a tres puntos, 29-32, a escasos segundos del descanso. Teletovic, con el tablero iluminándose, anotaba el 31-37 con el que se llegaba al receso.

«¡Dale Ramón!» y «¡MVP!»

El arranque del tercer cuarto supuso el segundo y definitivo arranque baskonista. San Emeterio volvió a encontrar el camino a las redes, English también empezó a clavarlas desde fuera y Teletovic emergió con sus lanzamientos imposibles. Todo ello aderezado por una nueva gran defensa y la sorprendente buena dirección de Singletary.

El derbi se rompía por momentos, y aunque la hinchada bilbaina animaba con todo su corazón, veía que el sueño de apear a su eterno rival se rompía en pedazos. Mientras, los seguidores gasteiztarras deliraban de éxtasis, recuperando pretéritas canciones como el mítico «¡Dale Ramón!». No obstante, fue San Emeterio quien se llevó los mejores agasajos de sus fieles. Cada buena acción del cántabro -un mate en penetración, un triple, un rebote, cualquiera de sus numerosos robos...- recibían el veredicto entusiasta de «¡MVP!». Y es que el alero santanderino, tan errático y medroso en la pasada campaña, no sólo es que parezca otro, es que en efecto lo es. Su despedida, cuando Ivanovic lo sustituyó a menos de un minuto, fue una cerrada ovación.

No podía ser menos, y Bilbao Basket siguió peleando, tal y como los ocho puntos casi consecutivos de Janis Blums, el segundo triple de Marko Banic o el regalo a los sentidos que fue el tiro de tres que enchufó Moiso.

Pero ayer no era el día de los hombres de negro y sí de los baskonistas. La intensidad de los de Ivanovic bajó un tanto, de modo que su ventaja menguó, pero ésta se mantuvo al suficiente nivel para llevarse el encuentro sin agobios.

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