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Koldo Amatria Zudaire Iruñea

Evitar denuncias falsas

Leí en la prensa (GARA, 13-01-2010): «CCOO reclama que Lakua actúe de oficio ante las denuncias de torturas que realicen los detenidos de ETA y su entorno que, a su parecer, finalmente, resultan ser falsas», y más adelante: «para que los policías no deban costear de su bolsillo procurador y abogado...». Yo, humildemente, les voy a dar un par de ideas para contribuir a que no se produzca tanta denuncia de tortura y malos tratos:

1. Ante la negativa, tanto del Gobierno de Madrid como del de Lakua, a eliminar la incomunicación de las personas detenidas en sus cuartelillos y comisarías, y la negativa a la instalación de cámaras que graben la estancia de las mismas en esas dependencias que demuestren el «trato exquisito» que reciben (palabras de un ex delegado del Gobierno de Madrid en Nafarroa), les sugiero que hagan una colecta entre todos los cuerpos policiales establecidos en Euskal Herria para la compra «a escote» de unas simples cámaras de video. Siendo tantos sus miembros (el mayor porcentaje de policía por habitante de toda Europa), seguro que les sale tirado de precio.

2. En caso de que no vean factible la idea anterior, inviten a los interrogatorios a todas las televisiones que son invitadas a las detenciones, registros etc. Seguro que van encantadas.

En ambos casos, como los horarios de los interrogatorios se producen en «horario de comercio», puesto que debido al citado trato exquisito que reciben las personas detenidas, se les respetan los horarios de comidas, descansos y, por supuesto, no se les molesta para nada durante las ocho horas de dormir. Las horas de interrogatorio a cubrir por cada policía o cadena de televisión serían pocas y llevaderas. Éstas se podrían turnar para que tocase a menos horas. Así, dado el ambiente relajado que se respira en esos lugares, comprobarían, y así lo transmitirían, cómo las y los detenidos están prestos a cantar voluntaria y espontáneamente todo aquello que conocen... y lo que no conocen.

En definitiva, no habría posibilidad de tortura y malos tratos, y los y las detenidas se lo agradecerían, evitándose el mal trago de negar ante el juez lo que tan espontáneamente han declarado en sus hábiles interrogatorios.

P.D.- Recomiendo, sobre todo a los incrédulos y a aquellos que miran para otro lado, la lectura del libro «Manual del torturador español», de Xabier Makazaga, publicado por Txalaparta.

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