Las últimas estadísticas de la Unión Europea sobre la riqueza regional (PIB) y la pobreza confirman dos hechos, que en la actual crisis económica se están intensificando a peor: la pobreza crece de manera imparable y la riqueza se concentra cada año en menos manos, por lo que la desigualdad social se acelera. Mientras los representantes gubernamentales, los empresarios, la OCDE y el gobernador del Banco de España forman una entente para reducir el gasto social en el Estado español, resultan reveladores los datos de la Oficina Estadística Europea, Eurostat, que confirman que en la época de mayor crecimiento económico el esfuerzo en gasto social no ha crecido ni de lejos lo que lo han hecho los beneficios empresariales. En ese periodo ha aumentado la pobreza y, además, el crecimiento del PIB regional muestra importantes desequilibrios en Europa. Demuestra, por otro lado, que la unión beneficia a quienes más tienen, la élite económica, pero perjudica a las rentas salariales y a quienes se encuentran en la pobreza.

Los recientes estudios confirman que la pobreza afectó a 85 millones de personas en la UE-27 en 2008. Supone el 17% de la población, pero la crisis está elevando ese porcentaje, como se reconoce desde Bruselas. En Hego Euskal Herria el riesgo de pobreza afecta de manera directa a 460.000 personas, de las que más de la mitad viven en la pobreza absoluta. La tasa de pobreza vasca se acerca más a niveles de la UE que a la del Estado español, que se elevó en 2008 al 20%. Sin embargo, responsables de la Red de Renta Básica sitúan ya ese porcentaje al borde del 30%, debido al crecimiento del desempleo por la crisis económica, que generaron los especuladores financieros.

Trabajadores pobres

Entre quienes tienen trabajo, la pobreza también se extiende, porque Eurostat confirma que un 14% de la población del Estado español recibe ingresos inferiores a 610 euros al mes, y advierte de que un 11% de los trabajadores se encuentra a las puertas de la pobreza porque, a pesar de trabajar, reciben salarios de miseria. En el mercado laboral vasco, se estima que un 40% de los trabajadores percibe salarios inferiores a los mil euros. Los datos de Eurostat confirman, además, que en el mercado laboral del Estado español un 5% de los trabajadores con contratos indefinidos cobran salarios por debajo del umbral de la pobreza, es decir una cantidad que no sobrepasaría los 800 euros al mes, según la medición global que realiza la UE de ese porcentaje.

A esta situación preocupante hay que añadir, a pesar de las declaraciones de empresarios y gobiernos, que el gasto social en Hego Euskal Herria es todavía siete puntos más bajo que la media de la Unión. Por tanto, reducir esos niveles de protección social provocaría un aumento de la población en la pobreza, mientras que los máximos responsables de las empresas y del sistema financiero obtienen enormes beneficios y logran recursos de las compañías para que se les doten con enormes cantidades sus fondos privados de pensiones, por lo que les da igual que el sistema público de pensiones pierda fuerza; ellos están cobijados en el sistema privado con cuantiosas cantidades y que les reporta, por otro lado, beneficios a su actividad económica en el caso de cajas, bancos y cooperativas de crédito.

En contraposición a esa radiografía de la pobreza que sitúa al Estado español en el quinto lugar de los 27, detrás de Letonia, Rumanía, Bulgaria, Lituania y Grecia, Eurostat ha hecho público un informe sobre la riqueza regional en el que se desvelan enormes diferencias en las distintas zonas geográficas de la tercera potencia económica mundial.

Según Eurostat, el PIB regional, una vez igualados los efectos monetarios entre los estados, se sitúa en 24.900 euros en la UE-27, pero las zonas financieras de Londres, Luxemburgo, Bruselas, Hamburgo, Praga, Île de France, Southern (Irlanda), Groninger (Holanda), Oberbayern (Alemania) y Estocolmo se encuentran entre las regiones más ricas, con incrementos del PIB por encima del 165% de la media europea en 2007, con ingresos anuales por habitante que superan los 41.000 euros.

De las 271 regiones en que divide Eurostat la UE-27, 41 regiones sobrepasan el 25% del PIB regional medio (100%). Así, nueve se encuentran en Alemania, cinco están en los Países Bajos y en Gran Bretaña; cuatro, en Austria; tres en el Estado español (Madrid, CAV y Nafarroa) y en Italia; dos, en Bélgica y Finlandia; y una en la República Checa, Dinamarca, Irlanda, Grecia, Estado francés, Eslovaquia, Suecia y Luxemburgo. Existen otras 66 regiones, una sobre cuatro, que controlan un PIB regional del 75%, es decir, que están un 25% por debajo de la media europea. En este caso, Bulgaria concentra las zonas más pobres de la UE. El Estado francés mantiene una región por debajo de ese nivel, que es la Guayana francesa, y el Estado español otra más, Extremadura.

¿Dónde están los 10.740 euros?

La riqueza por habitante (PIB) en Hego Euskal Herria en 2007, como explica Eurostat, se situó en un 132,2% en Nafarroa y en un 136,8% en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, por encima en una posición intermedia. La media de la riqueza por cada vasco llega a 33.500 euros. Sin embargo, la realidad de la situación dista bastante de ese dato. La media salarial en 2007, según el INE, de los trabajadores vascos ascendió a 22.760 euros al año. ¿Dónde están los 10.740 euros de diferencia entre el salario y lo que nos dice Eurostat de nuestra riqueza personal? No están. Este hecho muestra la desigualdad y el desequilibro tan agudo que hay entre las rentas de trabajo y quienes más recursos económicos poseen. En Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa 655.000 pensionistas viven con menos de mil euros de media al mes, es decir 19.500 euros por debajo de la riqueza media que fija Eurostat. 95.000 pensionistas viven con menos de 450 euros al mes, es decir en torno a 6.300 euros al año, lo que supone una media de 27.200 euros por debajo del PIB por habitante de Hego Euskal Herria, según lo que establece Eurostat.

Esta situación muestra con claridad el injusto reparto de la riqueza que se produce en Hego Euskal Herria. Lo peor de esta situación es que este desequilibrio se extiende por el conjunto de Europa, porque la élite económica y el Gobierno comunitario apoya esa situación. De hecho, como ya denunció la plataforma por la defensa de los derechos sociales Elkartzen, «las reformas impositivas han beneficiado de forma exclusiva a las rentas altas y, por otro lado, se ha incentivado la especulación y el impago de impuestos por parte de las grandes fortunas».