El Barcelona bordeó el desastre durante la primera mitad del partido que disputó anoche en el Mercedes Benz Arena de Stuttgart. El conjunto local propuso un juego intenso, vertical y agresivo para acabar desarbolando al conjunto blaugrana. Los de Christian Gross se hicieron con la pelota y presionaron lo indecible cuando el esférico no estaba en su poder.

Unas líneas adelantadas, el ahogo a la medular culé y la velocidad de Cacau en ataque fueron las principales armas del conjunto alemán. Todas las imprecisiones, choques y demás contiendas de carácter físico eran aprovechadas por el Stuttgart. El Barcelona estaba cada vez más cerca de su área, tanto que Víctor Valdés fue el jugador catalán más destacado. El meta culé salvó en varias ocasiones a su equipo, especialmente durante los primeros 45 minutos.

No pudo hacer nada ante el cabezazo que conectó Cacau poco después del ecuador de la primera mitad. El delantero brasileño, nacionalizado alemán, era duda hasta última hora pero jugó y completó un grandísimo encuentro. Una cita que le sirvió para revindicar una plaza en la lista definitiva de Joachim Löw para el Mundial de Sudáfrica.

El carioca podría completar una línea de ataque formada por Klose y Podolski, ambos nacidos en Polonia, y Supermario Gómez, hijo de inmigrantes granadinos. El nueve del Stuttgart parece estar jugándose el último puesto de dicha convocatoria con Stefan Kiessling, máximo goleador de la Bundesliga con el Leverkusen de Heynckes.

Un arbitraje horrible

Tras la consecución del tanto, los locales se crecieron. El ruso Pogrebnyak, la pieza que le faltó a Hiddink en ataque para dar el gran salto en la Euro de 2008, tuvo el segundo pero un gran Víctor Valdés salvó a su equipo. El Stuttgart siguió a la carga y llegó en otras tres ocasiones con claridad. Cacau y Khedira rondaron el gol, pero no atinaron. Tampoco acertó el árbitro al tragarse dos claros penaltis. Uno por mano de Piqué y otro por un innecesario empujón de Márquez dentro de su área.

En los últimos minutos de la primera mitad, el Barcelona se apoderó de la pelota y se acercó a la zona de peligro alemana. Así, en una de sus internadas hacia la parcela central, Messi enganchó un disparo que Lehmann repelió primero y el palo salvo después. Fue la mejor ocasión de un equipo que apenas necesita hacer nada para poder crear peligro real a sus rivales.

Tras la reanudación, el Barcelona saltó al campo con nuevos bríos. Guardiola movió su pizarra y adelantó a Iniesta. Con el manchengo jugando de enganche gozaron de mayor posesión y no tardaron en empatar.

En una jugada no exenta de fortuna, Ibrahimovic se aprovechó de dos rebotes dentro del área para batir al eterno Lehmann. Parecía que cambiaban las tornas y que tan solo era cuestión de tiempo que los azulgrana consiguiesen el segundo gol. Sin embargo, no fue así. El Stuttgart mantuvo el orden en todas sus líneas, sus futbolistas hicieron gala de un compromiso encomiable y apenas concedieron ocasiones a los culés tras el tanto del empate.

Muestra del impresionante trabajo de los jugadores del Stuttgart es que algunos de ellos superaron ampliamente los 10 kilómetros recorridos durante el partido. Es decir, hicieron un esfuerzo muy superior a la media. Khedira, internacional alemán de origen iraní, fue uno de los que realizó mayor derroche y así lo pagó con sus problemas físicos durante el tramo final de la contienda de anoche.

Los dos técnicos trataron de variar el rumbo del partido introduciendo aire fresco en sus ataques. Gross sacó a Mariça por un exhausto Pogrebnyak, mientras que Guardiola dio paso a Henry en detrimento de Yaya Touré. El marfileño jugó pese a no tener el alta médica y estuvo bastante perdido.

Un error del excéntrico Lehmann pudo permitir a Ibrahimovic marcar, pero el sueco tras ayudarse con la mano estrelló la pelota en el brazo de Molinaro. Finalmente, el marcador no se movió y el Barça respiró tras una noche en la que tuvo que ponerse el mono de trabajo.