Raúl Río Díaz Sindicalista de Arcelor Mittal
Con la mentira por bandera
El investigador gallego Xurxo Martínez Crespo, en su libro «Galiza en Dominicana, Nicaragua, Panamá e Venezuela», editado en 2007 por la Fundación FESGA de la Confederación Intersindical Galega (CIG), ya habla del caso como la primera manipulación de un muerto en atentado en el Estado español
A estas alturas todos sabemos en Euskal Herria que la intoxicación informativa es norma habitual en la prensa del unionismo imperial. Suelen lanzar la noticia falsa o con verdades a medias y luego, cuando se confirma su falsedad, dan la callada por respuesta, pues el daño ya está hecho. Pero el caso de la niña Begoña Urroz es más flagrante por la insistencia contumaz en la mentira y trasladando dicha falsedad a instituciones como el Ayuntamiento de Lasarte-Oria, quizás con el objetivo de desviar la atención de las graves acusaciones de corrupción sobre la primera mandataria municipal, Ana Urchueguía. No les importa caer en el ridículo, que el historiador Iñaki Egaña haya intentado hacerles ver su error con un artículo muy bien documentado y publicado en este mismo medio el pasado día 12. No. Como alumnos aventajados de Goebbels, siguen repitiendo la mentira hasta la saciedad con el fin de apuntalar sus mezquinos intereses y los del imperio que los sustenta.
Además de los contundentes datos que Iñaki Egaña aporta en su escrito, yo, modestamente, puedo afirmar que el comandante del DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación) y responsable militar en el secuestro del trasatlántico Santa María, José Fernández Vázquez, mas conocido como Jorge Soutomaior, en su libro «Eu roubei o Santa María» (Yo robé el Santa María) relata varias acciones de los comandos del DRIL y, en la página 64 de dicho libro, dice textualmente:
«En el verano de 1960, menos de un año después de la `Operación Madrid', el DRIL lleva a cabo acciones de sabotaje de mayor alcance: se incendian varias estaciones de ferrocarril en distintas capitales de provincia, así como el tren expreso Madrid-Barcelona. Pero la de mayor resonancia fue la operación de incendio de la estación de Bilbao por causa de la muerte de una niña de dos años, que jugaba lejos de su madre, cuando la bomba incendiaria hizo explosión. De todos los sabotajes fue la única víctima inocente».
Aunque confunde la estación donde se produjo la muerte de la niña, quizás debido a que la estación de Atxuri también fue incendiada en esas fechas, no cabe duda que se refiere al suceso de Donostia.
Por otra parte, el investigador gallego Xurxo Martínez Crespo, en su libro «Galiza en Dominicana, Nicaragua, Panamá e Venezuela», editado en 2007 por la Fundación FESGA de la Confederación Intersindical Galega (CIG), ya habla del caso como la primera manipulación de un muerto en atentado en el Estado español:
«La primera víctima de una acción terrorista en el Estado español fue la niña de 22 meses Begoña Urroz Ibarrola, muerta el 27 de junio de 1960, cuando estalla una bomba en la estación de Amara de Donostia».
Y sigue diciendo Xurxo: «ETA, que fuera fundada el año anterior, el 31 de julio, nunca reivindicó el acto. Ernest Lluch, en el artículo «El problema de mi querida tierra vasca», publicado en «El País», resucitó esta muerte y arbitrariamente se la atribuye a ETA eludiendo las responsabilidades del DRIL, único grupo armado que operaba en el Estado español y que reivindicó el atentado mucho tiempo más tarde considerándolo un error.
... Cuando la muerte de Begoña Urroz Ibarrola, la Oficina de Prensa «Euskadi» del Gobierno vasco en el exilio recoge la noticia a través de la agencia de noticias United Press International, que lo atribuye al DRIL y no a ETA».
Está claro que si siguen insistiendo en esa farsa es porque, a falta de otros argumentos, se protegen en la mentira para conseguir sus fines políticos, un sueldo desproporcionado y manga ancha para seguir con sus corruptelas. Necesitan de la mentira como del aire que respiran, pero lo más grave de todo es que, fuera de Euskal Herria, sus más irracionales farsas se convierten en verdades debido a que la gente de a pie vive constantemente intoxicada por sus patrañas y con los ojos cegados por los colores rojo y gualda de su bandera, opresora de naciones y pueblos.
Que con su pan se lo coman, y nosotros a lo nuestro, que no es otra cosa que aunar fuerzas para conseguir que triunfe la democracia, la verdad y la justicia en una Euskal Herria independiente, soberana y sin ataduras con estos mentirosos compulsivos.