Sólo faltaban las moscas y la calorina. Por lo demás, el amistoso que disputaron ayer Athletic y Paraguay podía haber pasado por cualquier soporífero bolo veraniego. El griterío de la chavalería, mayoritaria en San Mamés, y los goles fueron los únicos que dieron algo de vidilla a la noche.

Tampoco se podía esperar mucho más, al menos por parte de un Athletic que afrontó el partido ante una selección mundialista como lo había hecho con sus anteriores amistosos ante Lemona, Leioa o Eibar. Es decir, con un combinado de chavales del filial y hombres con muy poquitos minutos en sus piernas, bien porque no cuentan para Joaquín Caparrós, bien porque han frecuentado demasiado la enfermería. Caso de Iñaki Muñoz que anoche, de hecho, se vistió de corto por primera vez en la temporada. Ander Iturraspe fue el único titular que también lo había sido el domingo en Sevilla. Algo que, por otra parte y como es lógico, no sentó muy bien en el rival, que aspira a enfrentarse con equipos de cierto nivel en su preparación para el Mundial, aunque Gerardo Martino disimulara su desacuerdo en sala de prensa.

Lo cierto es que la motivación que pudieran tener los jugadores por hacerse con un puesto en los planes ligueros del técnico no fue suficiente para satisfacer las aspiraciones de Paraguay, ni para hacer frente a una selección que sentenció el choque antes del descanso y sin despeinarse. En un primer tiempo tan limpio como plagado de percances físicos -Galán, Joseba Etxeberria y Haedo se retiraron lesionados-, todas las ocasiones tuvieron como protagonistas a los sudamericanos, que aprovechaban la primera en el doce. Santa Cruz llegó por la derecha, Armando rechazó y Cardozo, solo, anotó el 0-1. Diez minutos después llegaba el segundo, al irse Santa Cruz por velocidad y batir a Armando de disparo cruzado; y cuatro minutos antes del descanso, Cardozo firmaba la sentencia al cabecear un centro de Gamarra.

El Athletic saltó más chisposo -no era difícil- tras la reanudación. Unido al carrusel de cambios, el encuentro cambió de color por completo y Justo Villar tomó el testigo de Armando. Fue más una cuestión de presencia que de ocasiones, aunque un par de faltas botadas por Iñigo Pérez exigieron la estirada del portero del Valladolid.

La mejoría rojiblanca, con todo, tuvo premio y el gol de la honrilla acabó llegando. Con la firma de un hombre especialmente necesitado de este tipo de alegrías, aunque sea en amistosos. Basta con ver cómo celebró el gol De Cerio, que se aprovechaba de una buena jugada de David López para anotar el 1-3 a diez minuto del final.