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Gamesa puentea al Gobierno navarro y el comité de Altsasu se moviliza

El comité de empresa de la planta de Gamesa en Altsasu inicia hoy sus movilizaciones ante el cierre de la fábrica de Sakana. Los trabajadores denuncian que la empresa ha ninguneado al comité y al Ejecutivo de Nafarroa tramitando el expediente desde Madrid. Afirman que la planta genera beneficios y que es adaptable a la fabricación de nuevas piezas, por lo que reclaman a la empresa un plan alternativo.

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Aritz INTXUSTA

El comité de la planta de Gamesa de Altsasu reveló ayer que la eólica presentó el expediente de extinción de contratos en Madrid, para tramitarlo conjuntamente con otros ERE de Gamesa en otras cuatro fábricas del Estado español. De esta forma, la eólica evita que sea el Gobierno navarro quien tramite el ERE y diluye el peso del comité. Mientras, el consejero de Innovación, José María Roig, se reunía durante dos horas sin éxito con el director gerente de la multinacional. Roig le «recordó el compromiso inequívoco del Gobierno navarro con el proceso de inversiones por parte de la empresa» y le advirtió que está dispuesto a exigir el cumplimiento de los compromisos con el empleo que ha adquirido al aceptar ayudas públicas.

Ubaldo Sola, en representación de los 150 trabajadores de la planta de Altsasu, recordó que la planta es viable y que «sus resultados en los últimos 14 años han sido excelentes». Por este motivo, exigió la retirada del ERE de extinción de contratos y anunció una serie de movilizaciones en Sakana, Sarriguren e Iruñea. Las protestas arrancan hoy con una concentración frente al Parlamento. No obstante, el acto más importante tendrá lugar mañana, cuando los trabajadores de Altsasu lleven sus reivindicaciones hasta la sede de Gamesa en Sarriguren (donde la eólica tiene otros 600 puestos de trabajo) buscando la solidaridad de sus compañeros. Desde allí, iniciarán una marcha hasta la Diputación en Iruñea.

El presidente del comité informó de la infructuosa reunión con los responsables de la fábrica y denunció la desinformación en la que mantienen a los trabajadores. «La empresa no ha cumplimentado los documentos que la legislación exige que se entregue al comité cuando se inicia un ERE». Según Sola, la estrategia de Gamesa pasa por diluir el peso del comité en aras de «crear una única comisión negociadora para todas las plantas». Esta iniciativa perjudica los intereses de los trabajadores de Altsasu ya que son los únicos que se enfrentan a un cierre y porque «no existe contacto sindical con el resto de plantas del grupo». Asimismo, Sola explicó cómo la empresa no ofrece datos sobre la rentabilidad de la planta Altasasu y los diluye entre los beneficios del área GIL Gamesa. El único dato concreto de la planta con el que cuentan es el de la productividad, del 95%, que sigue siendo una de las más altas del grupo.

Reunión con el consejero

El consejero de Innovación mantuvo su primera reunión ayer con los responsables de la empresa. Roig acudió a la cita con el respaldo unánime del Parlamento, que aprovechó para amenazar a la empresa con «aplicar la normativa vigente» si no cumple con los compromisos adquiridos en cuestión de empleo al recibir ayudas públicas. El volumen de estas ayudas por parte de las instituciones de Nafarroa (donde Gamesa tiene 1.500 trabajadores) continúa siendo una de las grandes incógnitas de este conflicto laboral.

Roig se ofreció a continuar como mediador y ha prometido reunirse con el comité. No obstante, en este primer careo con Gamesa, el consejero no atendió a la principal demanda que se le ha hecho desde Altsasu: «reclamar sus capacidades competenciales» para tramitar desde Iruñea el ERE de la planta.

Gamesa sostiene que el cierre es «irreversible» porque el modelo para el que fabrica la planta de Altsasu se dejará de demandar en un futuro y que las dimensiones de la fábrica hacen inviable la elaboración de palas de mayor tamaño. Sin embargo, el comité subraya que se le pueden derivar otros trabajos, como piezas de la pala del molino gigante (el G90) que va a fabricarse en Aoiz.

La eólica pretende reubicar a algunos empleados en el extranjero

Los navarros Fernando Goñi (gerente) y Bonifacio Alegre (recursos humanos) se encargaron de representar a Gamesa el martes la reunión con los trabajadores. En la cita se mantuvieron firmes: sólo se prevé reubicar a un tercio de la plantilla. La única novedad fue la confirmación de que «algunos de los puestos» de trabajo se ofertarán en el extranjero. En la reunión de ayer por la tarde con el Gobierno, el consejero Roig tampoco pudo sacarles nada más. Gamesa ha reducido su «voluntad de reducir al máximo el impacto del expediente» al plan de empleo que presentaron en la capital del Estado español el pasado día 25. La eólica, que aprovechó esa fecha para anunciar unos beneficios de 115 millones de euros, lideró los días siguientes las caídas del Ibex 35.

Los 150 trabajadores de la planta de Altsasu son los más experimentados con los que cuenta Gamesa en fabricación de palas, puesto que fue la primera planta donde comenzaron a trabajar con la fibra de vidrio, hace 14 años. Los demás empleados del resto de plantas que ha ido construyendo la multinacional en el mundo han sido instruidos por trabajadores de Altsasu. Consecuentemente con esta antigüedad, la plantilla de Altsasu tiene sueldos superiores e la media y también mejores contratos (la empresa echó en diciembre a los últimos 32 eventuales). Actualmente, varios trabajadores se encontraban deslocalizados en Aoiz, ayudando a arrancar la nueva fábrica que construirá el G90 y que estará a pleno rendimiento en 2013. Gamesa se había comprometido con el Gobierno navarro a generar 440 nuevos puestos de trabajo en esa planta. A.I.

arranque

Gamesa comenzó su producción en Nafarroa para el ente público EHN en 1996. En poco tiempo, se convirtió en un gigante energético y salió a bolsa en 2000. Ahora, el 70% de su capital está en manos de pequeños inversores de todo el mundo.

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