Fidelidad a Larsson
«Milenium 3: la reina en el palacio de las corrientes de aire»
La tercera y definitiva entrega de la trilogía Larsson llega a las pantallas para disfrute de sus seguidores literarios, que son los que llenan las salas llevados por la fidelidad con que el cine sueco se ha tomado estas adaptaciones.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
A falta de saber lo que hará Hollywood con la trilogía de Stieg Larsson, o que ocurrirá con la parte existente de la continuación de la saga en medio de las disputas legales entre los herederos, el cine sueco cierra con un éxito de público sin precedentes para una producción de habla no inglesa sus tres adaptaciones, gracias a que han sido estrenadas de forma consecutiva y en un tiempo récord, dando un ejemplo de eficacia profesional a todos los que vengan detrás.
El planteamiento llevado a cabo por la productora Yellow Bird ha sido fiel a la obra del malogrado Stieg Larsson desde el principio al final. Dado que la primera entrega «Los hombres que no amaban a las mujeres» está considerada como un libro independiente, que sirve para introducir a la pareja protagonista formada por la hacker Lisbeth Salander y el reportero Mikael Blomkvist, lo que hicieron fue encargar la correspondiente realización por separado al cineasta danés Niels Arden Oplev, que ya no se encargaría de las dos siguientes entregas. La segunda y tercera, al integrarse en un mismo relato, han sido dirigidas de un tirón por el sueco Daniel Alfredson, a fin de que no se perdiera la necesaria continuidad.
En teoría, no deberían notarse diferencias, por tanto, entre «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina» y «La reina en el palacio de las corrientes de aire», pero los fans si las aprecian, a juzgar por lo que se puede leer en los foros de Internet. Todos ellos, sin excepción, consideran mejor la entrega final que la precedente, De ser eso cierto podría deberse a ajustes sobre la marcha, tal vez porque el relato de cómo Salander llega a ser acusada de un triple asesinato que no ha cometido, fruto de una trama conspirativa tras la cual se haya la Säpo (Servicio Secreto Sueco), arrancó con un ritmo de serial televisivo que, de cara al realce del desenlace, hubo de ser progresivamente reemplazado por otro más cinematográfico.
Son especulaciones manejadas a un nivel más bien doméstico por los incondicionales de la saga, distintas seguramente a las que harán el resto del público y la crítica. La unanimidad que pueda darse entre los unos y los otros apunta hacia el diseño de los personajes, que constituye, sin duda, el mayor acierto de la versión para la gran pantalla. El impacto conseguido se debe sobre todo a la imagen siniestra de la actriz Noomi Rapace, representativa de la generación del cyber-punk.
Ella no se separa de su ordenador ni en el hospital y ni siquiera la bala que tiene alojada en la cabeza le impide navegar por la red para llegar hasta la verdad oculta.