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La cueva de Praileaitz, desde Deba

El prisma local de la cueva de Praileaitz

La cueva de Praileaitz y su entorno siguen siendo un tema candente en la actualidad cultural de Euskal Herria. Políticos, arqueólogos y grupos sociales defienden sus argumentos en este debate a fin de llevar a buen puerto sus objetivos. Sin embargo, pocos han sido los que han mirado a Deba, lugar de arranque y punto de partida de esta polémica situación.

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Ariane KAMIO | DEBA

Praileaitz y su ladera llevan muchos años ocupando las páginas de los rotativos vascos. En las últimas semanas, además, la polémica viene siendo más intensa de lo habitual por la modificación que pretende llevar a cabo el Gobierno de Lakua sobre el decreto que regula la protección de la cueva. Una modificación que no satisface en modo alguno a colectivos y partidos que han estado involucrados en la lucha por la protección de este santuario rupestre. Casi siempre, sin embargo, se ha pasado por alto la zona donde se enclava la caverna, Deba, y las impresiones que produce entre los vecinos de esta pequeña localidad costera guipuzcoana. gara ha querido reducir el alcance del foco y conocer de primera mano a las personas que viven de forma más local la polémica suscitada en torno a Praileaitz. Para ello, este rotativo se ha reunido con varias personas integrantes del grupo Praileaitz SOS, así como con algunos concejales del Ayuntamiento de Deba.

Mikel Campo, director de la Arte Eskola de Deba creada por Jorge Oteiza, reitera los ideales que han defendido hasta ahora todos los movimientos sociales que se han creado en torno a esta reivindicación. «Nosotros lo que hemos pedido desde nuestra creación, ha sido que, tanto la cueva como su entorno, se defiendan desde el punto de vista cultural», dice.

Mantener el entorno o la ladera de la cueva es un objetivo primordial para los defensores de Praileaitz. Este asunto que era un caballo de batalla hasta el momento, incluso para el PSE, quien en su propuesta de modificación del decreto no plantea una protección especial para la ladera de la colina donde se ubica la cueva. Los expertos siempre han preconizado su protección absoluta. Pero, ¿alguien sabe por qué la ladera está protegida por la Ley de Costas? «La ladera está protegida porque el río Deba pasa por ahí y desemboca en el mar. Si el enclave no llega a coincidir con el transcurso del río, no estaría protegido por la Ley de Costas, por lo que sería derruido por la cantera», precisa. Sin embargo, «independientemente de que pase el río, haya Ley de Costas o no», lo que pide Campo a los políticos vascos es que «defiendan la cueva desde el punto de vista cultural, que es lo que el actual decreto no hace o lo hace mínimamente, y es lo que nosotros estamos exigiendo».

El asunto siempre ha estado en manos de instituciones como la Diputación de Gipuzkoa, el Gobierno de Lakua y al Departamento de Cultura dirigido por Blanca Urgell. No obstante, la política, no obstante, también se hace en los pueblos, en cada ayuntamiento. Aunque el alcalde de Deba, Jesús María Agirrezabalaga (EA), no quiso hacer cualquier declaración alguna cuando se lo pidió este medio, sí lo hicieron Aimar Lasa, Joxe Mari Ostolaza e Ina Aznal, concejales de EAE-ANV, Aralar y EB respectivamente. El edil independentista explica que «todos los grupos del Ayuntamiento hemos aprobado conjuntamente todas las mociones y propuestas que se han presentado al respecto y mantuvimos una reunión con la anterior consejera de Cultura, Miren Azkarate, todos juntos». Sin embargo, Zeleta S.L., la empresa explotadora de la cantera, pidió unos permisos para crear, entre otras cosas, una planta de hormigón en la zona, que ahora está situada en la ladera. «En ese momento, el resto de partidos locales nos posicionamos en contra de otorgar esos permisos, mientras que EA aseguraba que no había motivo alguno para no darlos», decía, al tiempo que añade que «no está facilitando información a la ciudadanía sobre este asunto».

Ina Aznal y Joxe Maro Ostolaza, por su parte, consideran que «aquí domina EA, pero entre EA y PNV en estos temas no hay casi diferencia. El Ayuntamiento en ningún momento se ha mojado en el tema, nunca ha tomado la iniciativa. Cuando le venía algo siempre intentaba salvar los muebles. Nunca ha habido voluntad por parte del Ayuntamiento para paralizar la cantera y defender Praileaitz. Es más, hemos sido los concejales los que hemos pedido que la cantera cese su actividad. Asimismo, hemos pedido al Ayuntamiento que cree una comisión de investigación para aclarar qué ha ocurrido con la nueva planta de hormigón que han instalado en la zona protegida de la ladera, y su respuesta ha sido negativa; dicen que ellos no van a hacer nada», explican.

Los concejales de EB y Aralar asegura que la gente del pueblo «está muy confundida con este asunto». «Cuando salió el decreto de 2007 del Gobierno Vasco, la gente pensaba que la cantera iba a desaparecer, y ahora se preguntan cómo está funcionando todavía. La gente no entiende muy bien lo que está pasando», añade. Desde Praileaitz SOS, Mikel Campo considera que «hace unos años, cuando empezamos a reunirnos, la respuesta del pueblo fue positiva, todas las asociaciones del pueblo nos apoyaron. Cuando Praileaitzen Lagunak presentó el listado de firmantes que apoyaban la defensa de la cueva y de la ladera, y con las cosas que nosotros promovimos en la localidad, la gente de Deba sí que sentía que era algo suyo y que tenía que defenderlo. Ahora, la cosa ha ido relajándose poco a poco, todos nos hemos ido relajando y, como la ladera está protegida por la Ley de Costas, sentimos que ya es suficiente, aunque la sensación no sea real», dice.

El Bajo Deba es un lugar estratégico en cuanto a la amplia zona kárstica en la que se encuentra, y también por las numerosas cuevas prehistóricas que se hallan en el entorno. «¿Cuántas cuevas hay en la zona?», se pregunta el conocido escultor y grabador Juan Luis Baroja Collet. «Alrededor de Praileaitz, a tres o cuatro kilómetros, hay nada más y nada menos que 70 cuevas con yacimientos», se responde y considera que la investigación de estas cavidades es «una deuda pendiente» que tiene el Gobierno de Gasteiz con el Bajo Deba. «Esto no pasa en el resto de países europeos, esto sólo pasa aquí. En el Estado francés, por ejemplo, si hubieran tenido un valle como éste, ya habrían excavado todo, habrían sacado todo lo que hay de valor y habrían creado proyectos museísticos y culturales con ello».

El presidente de Mutriku Natur Taldea, Rafa Pérez Beristain, también considera que la cueva se encuentra en una zona estratégica y así lo demuestra la intensa actividad de las canteras cercanas. «A escasamente un kilómetro de Sasiola hay otra cantera, la de Lastur, donde Amenabar ya está pidiendo concesiones, y a 25 kilómetros de lo que iba a ser el superpuerto de Mutriku ha comprado todas las canteras. Asimismo -continúa-, acaba de concluir el periodo de alegaciones de otra cantera que quieren ampliar en Lastur».

La cueva de Praileaitz acoge en su interior material y pinturas de al menos 18.000 años de antigüedad. Mikel Campo se refiere a este yacimiento como a «la cultura material». Sin embargo, profundiza más en las costumbres de la zona y en el nexo histórico de unión existente entre la piedra y la localidad de Deba.

«Con las piedras de Deba se han hecho la mayoría de los puertos del norte del Estado español, así como muchas iglesias. En los archivos se puede leer que vecinos de Deba estuvieron trabajando en la catedral de Sevilla. Dentro de los valores culturales, están el valor material, que es lo que hay en la cueva, y lo inmaterial, lo que nos dejaron los canteros con su oficio artesanal. Todo ese valor inmaterial -afirma- también está en peligro y se está perdiendo y, si se defendiese el entorno de la cueva, también defenderíamos esa cultura».

La afectación de la cantera en los vecinos

Aunque la cantera de Sasiola no afecte directamente a la localidad de Deba, sí que lo hace sobre los barrios, caseríos y edificios que se erigen en los alrededores. Es el caso del monasterio de Sasiola, cuyos cimientos se están viendo afectados por las voladuras, o los vecinos de Astigarribia, que se ven obligados a dormir con tapones.

«Ahora, con la crisis, la cantera no trabaja de noche y la cosa se ha calmado, pero antes trabajaban las 24 horas del día, y los vecinos oían cómo machacaban la piedra durante todo el día, a pocos metros de su casa, justo al otro lado del río Deba. Ha habido veces que, a consecuencia de algunas voladuras, también han caído piedras en los tejados», dice Rafa Pérez Beristain.

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