Un portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Zahir Azimi, informó de que la Operación Moshtarak, iniciada el pasado 13 de febrero para retomar el principal bastión de los talibán en la provincia de Helmand, Marjah, concluyó el pasado jueves tras consolidar el control de los territorios objetivo. La ofensiva, la más importante desde la invasión del país en 2001 por parte de las fuerzas lideradas por EEUU, ha permitido la expulsión de los insurgentes de Marjah y del distrito de Nad Ali, explicó Azimi en rueda de prensa en Kabul, según recoge la agencia de noticias afgana Pajhwok.

Por tanto, la operación militar ya ha terminado y comienza la nueva era prometida por la OTAN, la que ha de demostrar a la población local que los nuevos gestores son mucho mejores que los talibán. Pero la información aportada por el diario estadounidense promete oscurecer el horizonte.

El objetivo teórico de Abdul Zahir Aryan, el único representante gubernamental que hay en Marjah, es establecer un gobierno local que sea más atractivo que el dominio de los talibán. Pero Zahir, de 60 años de edad, ha llegado al cargo tras una turbia historia personal que ni las autoridades afganas ni las estadounidenses han hecho pública, aunque se desconoce si estaban al tanto de dicha historia antes de su nombramiento. Tres altos cargos estadounidenses en Afganistán y otro en Washington confirmaron desde el anonimato la condena de Zahir en Alemania, donde vivió durante diez años. Sin embargo, aseguraron que este hecho no disminuye su confianza en la capacidad de Zahir para gobernar.

«Ha cumplido su condena, así que supongo que sobrevivirá a esto», opinó una de las fuentes, que añadió que el Gobierno de Estados Unidos ha trasladado al Ejecutivo afgano su preocupación por este asunto.

Los Marines y los asesores civiles estadounidenses que están en Marjah han proporcionado dinero y protección a Zahir y su propósito es convencer a la población local de que le apoye. «Queremos asegurarnos de que la cara de Haji Zahir aparece en todo lo que hacemos», dijo un responsable que trabaja con él en Marjah.

Los detalles de este caso según lo describen las fuentes consultadas por «The Washington Post», corresponden a un hombre afgano que en Alemania se hacía llamar Abdul Zahar. Según las autoridades germanas y su abogado, Manfred Doering, en 1997 Zahar pegó a su esposa y, cuando su hijastro le reprendió, Zahar respondió apuñalándole. Después huyó a Holanda y República Checa y fue arrestado en la frontera entre Alemania y Polonia en 1998, y ese mismo año fue sentenciado a cuatro años y nueve meses de cárcel, según las autoridades alemanas.