Iñaki Lekuona periodista
Las vacas de París
Acosado por las críticas de un periodista deportivo, el filósofo de Barakaldo soltó aquello de que a pesar de que las vacas de Lezama también han visto fútbol toda su puñetera vida, no tienen ni idea de cómo hacer jugar un balón.
En París también hay vacas. Una vez al año, pero las hay. Y en cada edición del Salón de agricultura de París, charolesas, holandesas, limusinas, rubias de Aquitania y demás reses observan pasar, con esa característica expresión de desafecto, a la flor y nata de la política francesa. El otro día sin ir más lejos se paseó entre ellas el presidente de la República, depredador que sin embargo se retrae ante la mirada inquietante de los bóvidos, ante la fragancia primitiva que desprende cada rincón del salón, ante los excrementos que sus botas de tacón alto tienen que sortear a cada paso, ante la muchedumbre de aldeanos que le aclaman o le insultan.
Pero Nicolas Sarkozy tiene que hacer de tripas corazón. Las encuestas son terribles. Sólo uno de cada dos votantes acudirá este domingo a las urnas. Y de ellos sólo un tercio llevará una papeleta de la UMP en el bolsillo. A pocos días de la primera vuelta, el presidente necesita mover ficha. Necesita que la gente vaya a votar. A poder ser incluso las vacas, esos seres que se relamen las babas a su paso, esos seres que espantan las moscas con el rabo, esos seres que han visto política toda su puñetera vida y que lamentablemente no tienen ni puñetera idea, que si la tuvieran, cuernos les faltarían para dar abasto con tantos mercaderes del poder que han transformado la res publica en res pública, la República en un mercado de ganado, el interés social en interés particular.