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Gorka ANDRAKA | Periodista

La manta blanca

El mundo tiembla. De frío. Frente al sálvese quien pueda de una sociedad sin principios, el refugio de una cálida y acogedora manta. «No con nuestras leyes», «No por nuestras creaciones», «No en nombre de nuestra seguridad y bienestar». Juristas, artistas y ciudadanos de a pie sacan hoy sus cobijas a la calle por la despenalización del top manta. Madrid, Barcelona, Málaga, Iruñea... filas y filas de mantas con un denominador común, del otro lado, al cargo del puesto ambulante, por primera vez, gente blanca, con los papeles en regla y las necesidades básicas cubiertas. Manteros blancos para dejar al descubierto nuestras miserias.

El nigeriano Michael Kountier, de 29 años, lleva dos encerrado en la cárcel de Sevilla. Entre 2003 y 2007 fue detenido en diez ocasiones por vender CDs piratas. Pena, penita, pena... aún le quedan por cumplir otros seis años. Desde 2003, la venta en el top manta cuesta entre seis meses y dos años de cárcel. En la actualidad, hay 96 personas presas y otras 600 con causas abiertas por intentar sobrevivir de este trabajo. La reforma del Código Penal, en trámite parlamentario estos días, suaviza la ley pero mantiene la posibilidad del ingreso en prisión a la decisión arbitraria de un juez.

El mundo tiembla. De miedo. Frente al desamparo y repudio de una sociedad atemorizada por las visitas, el abrazo y arrope de una buena manta. Son tiempos de ofensiva. Frente a la bandera blanca, la rendición, la derrota... la manta de los rostros pálidos, la desobediencia, la ternura.

 
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