«Las nuevas canciones me dan fuerza y me hacen sentir bien conmigo misma»
Anartz BILBAO | BILBO
Grabado entre Tucson (Arizona, EEUU) y La Habana (Cuba), Amparo Sánchez presenta su nuevo proyecto apoyada en Calexico, banda fronteriza de la que adsorbe lo mejor de su sonido para transcenderlo, con la calidez de su voz y su aire latino. El tesoro resultante, «Tucson-Habana», en el que además de Joey Burns y John Convertino -de Calexico- participa Omara Portuondo y esconde una versión de Rocío Dúrcal, se podrá escuchar hoy en vivo en Kafe Antzokia (21.30 horas, 20/24 euros).
«Escribí una serie de temas que no estaban dentro de lo que había sido mi motivación en Amparanoia; en la fusión de estilos, de investigación musical y de buscar puntos de encuentro entre diferentes lugares del mundo» relata sobre su nuevo proyecto. Canciones con las que, sostiene, «fui la primera impresionada. Me hacían sentir bien, en contacto conmigo misma y me daban fuerza».
En paralelo, al no llegar parte de la banda -hablamos de Amparanoia-, la artista tuvo que hacer un repertorio casi acústico en Canadá. «Al acabar me sentí estupendamente, en tranquilidad y en paz...». Fueron «señales que me hicieron ver que mi etapa creativa con Amparanoia llegaba a su fin. Una decisión que me llevó tiempo tomar, no fue fácil. Pero estas nuevas canciones me dieron esa seguridad», afirma.
Una evolución que Amparo ve natural, y que se expresa con «letras más íntimas, autobiográficas, donde se transmiten algunos momentos de soledad y de melancolía, pero en las que también hay esa fuerza y esa positividad de salir hacia adelante, incluso en los momentos más oscuros». «Creo que hay un poco de blues, un poco de bolero, de ranchera, de música de la frontera -describe la artista musicalmente su álbum-; es una revisión de estilos que me ha llegado de siempre y con los que me siento muy identificada».
Paisaje sonoro
«Tucson-Habana» tiene su primera etapa en Arizona, «donde vive Calexico y donde desarrollamos los temas uniendo su espíritu al mio». En el caso de Cuba, «sentía que había esa raíz latina dentro de mí, y que necesitábamos dar ese equilibrio al álbum». Además, Amparo Sánchez soñaba con poder grabar algún día en los estudios Egrem -donde Ry Cooder grabó «Buena Vista Social Club»-, «donde tuvimos el apoyo de su gente». Por lo tanto, el resultado «ha sido un poco por casualidad, de esas casualidades que te dices que no existen, ya que eran los dos lugares donde teníamos que ir para crear este paisaje y este ambiente», confiesa.
La artista granadina, que ha pisado con voz firme los escenarios de medio mundo, reconoce que «ahora tengo mucha mezcla de sentimientos», y dice estar un poco alterada, «con la cabeza como una lavadora». «Es un gran reto defender en directo este álbum, que está increíble a nivel de sonido; poderlo hacer llegar a la gente y comunicar», asegura. Trabaja duro y en positivo, pero «siempre surgen dudas y muchos miedos -relata-, no por el trabajo hecho, pues me siento muy orgullosa del álbum y de la labor realizada, sino porque estoy emocionada de poder presentarlo en directo».
La banda ha tomado esta semana Andoain como sede. «Fue Kaki el que propuso venir para los últimos ensayos antes de la gira, y el Kafe Antzokia, que siempre nos recibe tan bien, es buen lugar como punto de partida».
El aire fronterizo del proyecto personal de Amparo Sánchez lleva el sello de Calexico. Joey Burns y John Convertino, principales artífices de la banda de Arizona, conocieron a la granadina en 2000. «Tengo que reconocer que yo no los conocía, pero Joe había oído «Enchilao» -de Amparanoia- y le había llamado mucho la atención mi voz», por lo que los estadounidenses la invitaron a cantar con ellos. «En ese encuentro me prepararon una sorpresa, en forma de versión de «Don´t let me now» de ese album -«Enchilao»-, que grabamos juntos». Y es que, según relata, mientras que Burns y Convertino admiran la música latina ella admira mucho la música, sobre todo, del sur de los EEUU, el jazz, el blues, el country. «A mí me tiraba su música y su sonido y a ellos, mi voz y mi sentimiento», apunta. Además, «desde el primer momento sentimos mucha afinidad y mucho feeling. Hay entre nosotros una admiración mutua y mucho cariño -prosigue-, que se refleja en el álbum, por eso es tan bonito, pues sale desde el corazón y es muy sincero».
En cuanto a la banda de directo, «tengo la suerte de que estoy rodeada de compañeros a los que conozco desde hace mucho tiempo, que me quieren y a los que quiero, aparte del hecho musical», relata la granadina antes de las presentaciones. En escena, el nuevo proyecto de Amparo Sánchez se convierte en septeto con Jordi Mestres al contrabajo, «la persona con la que he estado trabajando desde el principio»; Oscar Ferret al piano, «que estuvo en la parte de grabación de La Habana»; Carlos Falanga a la batería, «músico de jazz con el que he realizado proyectos en Catalunya»; José Alberto Varona -compañero de banda de Sánchez desde hace 12 años- a la trompeta; su hija Cari al chelo, «uno de los instrumentos más destacables de este proyecto», y Kaki Arkarazo a la guitarra. De los Varona, padre e hija, la vocalista comenta que «en los ensayos es muy bonito, no podemos dejar de emocionarnos al escuchar trompeta y chelo. Espero aguantar la impresión en directo».
Kaki Arkarazo, coproductor del disco «y responsable de este sonido tan impresionante» -según la protagonista-, «en principio iba a venir de técnico de sonido, pero después se animó a venir tocando la guitarra», explica Amparo. «A él le encanta el álbum y yo estoy contentísima de llevarlo a mi lado», pues al iniciar un nuevo proyecto «existe un vértigo ante el reto, y me siento muy abrazada y protegida por toda la banda». A. B.