Basta recordar los últimos resultados para que sea más que una revancha copera
Natxo MATXIN
Pasado el mal trago del Calderón y con la plantilla osasunista guardando reposo en la jornada de ayer, en Iruñea ya sólo se piensa en el Racing. En cualquier otra circunstancia, el choque tendría el acicate de vengar la última eliminación copera a manos de los cántabros, pero, vista la reciente dinámica de los rojillos, el envite adquiere tintes de obligada necesidad.
Y es que aunque los de Camacho todavía disponen de un colchón de ocho puntos respecto al descenso, volver a tropezar en El Sadar acrecentaría los nervios y daría alas a un rival directo, como es ahora mismo el conjunto de Miguel Ángel Portugal. Ganarle, en cambio, sería poner mucha tierra de por medio y poner la permanencia a tiro de sólo tres partidos.
Parecida trayectoria
A priori, la emoción del encuentro la pondrá más cuál puede ser su resultado final que la aportación al espectáculo que puedan hacer ambas escuadras. Los locales han demostrado que al menos saben jugar a fútbol, pero ello no lo han traducido en goles; el Racing, ni siquiera eso. El club de El Sardinero lleva nada menos que cinco jornadas consecutivas sin mojar, pues todavía no han digerido su eliminación en el torneo del K.O. a manos del Atlético de Madrid.
Hoy, además, será un día importante para conocer si Camacho va a tener que improvisar una solución de urgencia en ataque, caso de que a Pandiani se le diagnostique una rotura muscular, y ante la baja segura de Carlos Aranda.