El presidente francés, Nicolas Sarkozy, reiteró ayer, en su primera intervención pública tras la derrota de la derecha en los comicios regionales, que «mantendrá el rumbo» de las reformas, después de un pequeño cambio ministerial y de abandonar su emplemático proyecto del impuesto al carbono.

«Nada sería peor que cambiar de rumbo, cediendo a la agitación propia de los periodos electorales», sostuvo Sarkozy.

El contenido del mensaje, según los observadores, iba dirigido a todo el electorado que en 2007 le llevó a la Presidencia.

El fracaso electoral le ha llevado a realizar una reestructuración ministerial limitada, si no simbólica, destinada de tranquilizar a los más críticos, co al entrada en el Gobierno de personas de derecha no «sarkozystas», y a renunciar de forma inmediata a la tasa sobre el carbono.

Dado el descontento social que sacó a las calles el martes de cientos de miles de personas, Sarkozy ha prometido que la reforma de las pensiones «no se aplicará a la fuerza» sino mediante el acuerdo entre los interlocutores sociales, al tiempo que garantizó que en seis meses adoptará «las medidas necesarias y justas» para «garantizar» su financiación.

«Debemos continuar con las reformas. Pararlas ahora sería arruinar los esfuerzos realizados. La crisis no va a incitarlos a frenar, sino a ir más lejos para construir un nuevo modelo de crecimiento», aseguró el presidente, que atraviesa la mitad de su mandato con un índice bajísimo de popularidad.

«Ustedes me eligieron para sacar al país del inmovilismo y voy a mantener mis compromisos», enfatizó Sarkozy, dirigiéndose sobre todo a su electorado tradicional, principalmente de zonas rurales, donde se ha abstenido o ha votado a la extrema derecha.