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Aureli Argemí Presidente del CIEMEN

Los derechos colectivos de los pueblos a debate. ¿Por qué?

 

No cabe duda de que hablar e incluso insistir, sin descanso, sobre la necesidad de conocer, profundizar y ejercer los derechos humanos, es algo fundamental. Fundamental porque en la medida que ponemos en práctica los principios y las implicaciones de los derechos humanos podemos construir la convivencia, la democracia, la paz justa... La guerra y una larga lista de conflictos que sacuden nuestra sociedad son manifestaciones de la no aplicación hasta las últimas consecuencias de los derechos humanos.

Sabemos que todo esto, aparentemente de una evidencia nítida, no corresponde a muchas realidades que estamos experimentando. No dispongo de espacio para analizar ahora los motivos de tal situación. Sólo quisiera poner de relieve que una de las causas más graves e importantes de la falta de coherencia entre la teoría y la práctica en el tema de los derechos humanos se debe a la no comprensión de una parte de nuestra sociedad o al rechazo institucionalizado del valor y la trascendencia, también para la convivencia, la democracia, la paz justa... de los derechos colectivos de los pueblos. Cuando son precisamente los derechos colectivos de los pueblos, su aceptación y su aplicación universales la clave imprescindible para poder desarrollar completamente los derechos humanos individuales. Donde los derechos colectivos de los pueblos no son respetados, tampoco pueden serlo plenamente los derechos humanos de cada persona perteneciente a uno de esos pueblos. Hay muchísimos ejemplos que lo prueban. Baste mirar a nuestro alrededor, al País Vasco, pongamos por caso, que desde hace muchos años se ha autoproclamado pueblo y no es reconocido como tal, hasta las últimas consecuencias, por tantas instancias dichas superiores con poder de veto. Con lo que ello comporta de marginación e incluso de persecución.

Estamos ante una situación injusta, aunque vista diversamente. No sólo en el interior del mismo País Vasco y otros países semejantes sino también entre las fuerzas que se llaman progresistas y favorables a los derechos humanos. Lo que prueba que para muchos todavía hoy la cuestión de los derechos colectivos de los pueblos es una asignatura pendiente.

Con el fin de abrir caminos a todos los interesados en promover la democracia y la paz consecuente, las organizaciones Udalbiltza y la Conferencia de Naciones sin Estado de Europa (CONSEU) les ofrecen unas jornadas, concretamente los días 27 y 28 en el Palacio Miramar y en el Kursaal de Donostia, para tratar sobre «los derechos de los pueblos en el marco de los derechos humanos». La reflexión y las mesas redondas serán dirigidas y moderadas por expertos de los pueblos sami, kurdo, de Irlanda del Norte, de Bretaña, diversos pueblos indígenas, de los Países Catalanes, de Euskal Herria, etcétera. Darán sus opiniones nombres de gran valía intelectual y de militancia a favor de los derechos colectivos de los pueblos, como, entre otros, Yan Choucq, Agustí Gil Matamala, Bill Bowrin, Julen Zabalo, Josep Cruanyes, Rafael Quispe... La introducción correrá a cargo del coordinador de la CONSEU, Aureli Argemí, y del presidente de Udalbiltza, Loren Arkotxa.

Estas jornadas se inscriben en un proceso que arranca de los trabajos, llevados a cabo por especialistas de todo el mundo, bajo los auspicios de la CONSEU, que concluyeron en 1990 con una «Declaración Universal de los Derechos Colectivos de los Pueblos»; que prosigue en la tarea que realizaron, entre otros, el CIEMEN y representantes de los pueblos indígenas de América en el contexto del Foro Social Mundial de enero de 2009 (Belém do Pará, en Brasil), concretizado en el «Espacio de los derechos colectivos de los pueblos»; y que culminará en Girona (Catalunya) el próximo 26 de abril cuando se creará la «Red Mundial para los Derechos Colectivos de los Pueblos», obra de una multitud de organizaciones de todo nuestro planeta, coordinadas por el CIEMEN. Cabe notar que todas esas iniciativas se deben a pueblos cuyos derechos colectivos no son lo suficientemente respetados, a pueblos que se han puesto a la vanguardia y que luchan no sólo para ellos sino también para todos los pueblos del mundo.

Más en concreto, las próximas jornadas de Donostia tienen también un carácter de apoyo y solidaridad con todas aquellas personas y organizaciones de Euskal Herria, como Udalbiltza, que si los derechos colectivos de los pueblos fueran respetados como merecen, no tendrían que sufrir persecución, cuyo origen de fondo se halla justamente en el hecho de que defienden los derechos colectivos de su pueblo.

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