Los noticiarios son un akelarre de noticias jurídico-políticas. Los ex-ministros toman la primera fila informativa. Porque se les nota el mal olor de sus ideas viejas y pardas, porque se sientan en los banquillos de los acusados o porque intentan llamar la atención ya que estamos en puertas electorales. Los signos son irrefutables: vuelven a torcer las leyes para excluir a unos centenares de miles de votantes con el fin único de mantener su poder. Yo creo que si siguen por este camino acabarán pidiendo el juramento a los principios básicos del movimiento, como antes, para poder votar. Para presentarse a ser votado, además de ello, un certificado de buena conducta y de adhesión inquebrantable al régimen firmado por alguien de Falange o de sus seudónimos actuales.

Es el acabose, y tenemos en portadas, tertulias y contraportadas al excelentísimo (de momento) señor don Baltasar Garzón, que lo vemos cariacontecido, camino de un banquillo, en calidad de acusado y por asuntos que no deben ser muy buenos para mostrar en su currículo de conferenciante. Va camino de enfrentarse a la justicia que él tanto ha usado en su favor. Está claro que hay una pinza, unas ganas de quitarle de en medio. Pero no hace falta ser muy visionario para entender que existe actualmente un deterioro de la credibilidad en los servidores de la Justicia. Demasiados connotaciones partidistas. Las leyes se untan de ideología. En asuntos relacionados con los independentistas vascos no supera la prueba del algodón nadie. Se firman considerandos con una ligereza de asustar, se mira hacia otro lado ante las denuncias de tortura de manea sistemática. Deben ser las consignas al accede al cargo.

En estos momentos que tanto se habla de los abusos sexuales en las oscuridades de las iglesias como algo sabido por todos, pero silenciado, se intuye que llegará un día que las torturas sistemáticas saldrán a la luz y se verá la cantidad de consentidores, ocultadores, encubridores que han existido y existen, además, claro está, de los preparados técnicamente en las escuelas para ello y agresivos ejecutantes. No nos adelantemos. De momento sigamos atentos a nuestros receptores. Su mundo se acaba.