Final del Campeonato Promoción
Zabala destrozó el ímpetu rival a base de secos martillazos
El zaguero de Berriz se graduó en el abarrotado frontón de Labrit. Los azules evitaron a Saralegi volcando todo el juego sobre Eskudero, que acabó ahogado.
SARALEGI-ESKUDERO 7
ARRETXE-IBAI ZABALA 22
Koldo AKORDARREMENTERIA
Iker Arretxe e Ibai Zabala se abrazaban extenuados tras una hora de esfuerzo extremo. Con un hilo de fuerza que les mantenía erguidos, pero conocedores de su condición de campeones se fundieron en un abrazo reconfortante. Exhaustos, pero felices, saludaban eufóricos a los entregados aficionados que acudieron en masa al Labrit. Decenas de txapelas cayeron a la cancha como aperitivo a la entrega de trofeos.
El inicio de partido estuvo marcado por un Ekaitz Saralegi mandón. Confiado en el buen estado de forma en que llegaba a la final, el amezketarra quería protagonizar los primeros tantos del partido. Y tanto que lo logró. Con un juego muy explosivo suyos fueron los tres primeros puntos de la pareja colorada.
Pero como esto nunca es como empieza, si no como acaba, los azules recularon en su planteamiento y en un esfuerzo analítico se percataron de que iba a ser difícil vencer si dejaban entrar demasiado a Saralegi en el partido. Todo se escribiría atrás.
El partido discurrió entonces por un terreno manso y yermo; muy igualado. Sin embargo, Ibai Zabala no tardó en enfundarse el traje de las mejores galas para desmelenarse con un juego ofensivo que mantuvo de principio a fin. Coordinó su eje cadera-brazo cual engranaje perfecto. Buscó altura, y golpeó con dureza todas las pelotas. Iker Arretxe también entendió que no era el partido de las florituras, y que el desgaste llevado a cabo sobre Eskudero no debía tener parón. La estrategia dio sus frutos en poco tiempo, y con un parcial de 0-11 pasaron del igualado 5-5 a un definitivo 5-16.
Como suele ser habitual en estos partidos trotones, el marcador se desequilibró al coincidir con el bajón físico de alguno de los cuatro pelotaris. Y ayer le tocó a Eskudero, que acabó ahogado tras el duro ataque al que fue sometido. Saralegi también se desquició en los cuadros delanteros, y el partido acabó convirtiéndose en un paseo militar para los flamantes txapeldunes.
«Es un premio al trabajo»
Ibai Zabala, el hombre del partido, se mostraba exultante en declaraciones a este periódico: «Hemos traído la táctica bien preparada. Había que pasar a Ekaitz por arriba, cargar el juego detrás, y nos ha salido bien. Además, una txapela es un gran paso; un premio al trabajo. Pero hay que seguir mejorando», resumía el berriztarra.