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«Harto de la tragedia», Fatih Akin se sumerge en la comedia con «Soul Kitchen»

Tras convertirse en el principal representante de lo multicultural del cine europeo, el director turcoalemán Fatih Akin se confiesa «harto de la tragedia» y estrena esta semana la comedia «Soul Kitchen».
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Mateo SANCHO | MADRID

Según explica en una entrevista, este cineasta encuentra que «el cine y la comedia tienen muchos elementos en común», y desarrolla su teoría en el restaurante hamburgués en el que encierra a una peculiar galería de personajes. «El propietario es el productor, el chef el director, los camareros los técnicos y el cliente el público. En vez de hacer un `8 y 1/2' como Fellini, sobre el proceso de filmación de una película, preferí hacer mi película en un restaurante». Akin se encontraba, como el realizador italiano, en una crisis de creatividad. Imaginación no le faltaba, pero le sobraba drama. Y así, aunque «Contra la pared» -Oso de Oro en Berlín- y «Al otro lado» -premio al guión en Cannes- eran primer y segundo plato de su trilogía, el postre debía esperar.

En «Soul Kitchen», Akin hila su fábula en torno a un griego llamado Zinos Kazantzakis -en homenaje a Nikos Kazantzakis, uno de los escritores favoritos de Akin-, un cocinero de medio pelo cuya novia se acaba de ir a vivir a China y cuyo hermano ha salido recientemente de la cárcel.

Como el restaurante, la película también juega con los mismos productos que el director ha amasado a lo largo de su carrera. No falta ninguna de sus señas de identidad: mosaico cultural, sentido musical exquisito -Akin se convierte en DJ Superdjango es sus ratos libres- y una cámara vibrante. Sólo cambia el aliño. «Al final, la comedia me ha parecido un género muy complicado y, de hecho, ésta ha sido la película que más me ha costado hacer», dijo.

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