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Maite SOROA

La «pluralidad» en las escuelas

Ahora que a Isabel Celaá se le ha ocurrido resucitar la asignatura de Formación del Espíritu Nacional camuflada bajo la presencia de algunas víctimas de la violencia al modo de predicadores en las aulas, le salen palmeros en los medios afectos para ayudarle a vestir el santo.

Luis Daniel Ispizua, en «El País», se reconocía amigo de la consejera de Ares y López y nos contaba que «este último mes hubo dos conatos de huelga, ambos frustrados, en el centro en el que trabajo. El primero fue precedido por una campaña de victimización de la actual consejera de Educación (...). El segundo conato estuvo relacionado con el desdichado fallecimiento de Jon Anza. Coincidió, esta segunda convocatoria, con el asesinato en las cercanías de París de un gendarme francés por un comando de ETA. Ambas convocatorias fracasaron, aunque por escaso margen, y sobra decir que no hubo una tercera, es decir, que nuestros alumnos no se acordaron del gendarme francés». Lo de «desdichado fallecimiento» tiene su interés. ¿Sabe Ispizua qué le pasó a Anza? Sería interesante que lo contara.

Contaba Ispizua que las cosas están cambiando. Pero había razón para la inquietud: «El cambio, sin embargo, no alcanza aún a esa extraña ley del silencio que ha convertido nuestros centros escolares en predios de las tácticas de adoctrinamiento del terror. La escuela no ha deslegitimizado la cultura ETA, que ha sabido imponerse a lo largo de estos años (...) La escuela, simplemente, ha callado, carente de un soporte institucional que la hacía demasiado vulnerable a ese terror (...). En eso no se ha diferenciado del resto de la sociedad vasca, lo que no puede servir de eximente respecto a su grado de responsabilidad, que era, indudablemente, mayor que la del resto». Lo que en realidad quiere decir es que se ha tardado demasiado tiempo en resucitar la asignatura de Formación del Espíritu Nacional.

Por eso se felicita porque «la reciente `Reformulación del Plan Vasco de Educación para la Paz y los Derechos Humanos' del Gobierno Vasco, propone sin ambages la presencia en las aulas del testimonio de las víctimas del terrorismo. Lo hace en aras de la defensa permanente de la tolerancia y la pluralidad política de la sociedad vasca». Ésta sí que es buena. ¡Verán qué pluralidad enseñan a los niños!

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