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AMERICA LATINA EN MOVIMIENTO Ángel Guerra Cabrera 2010/4/1

Parecen invisibles pero allí están

La liberación unilateral por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) del sargento Pablo Emilio Moncayo, y dos días antes la del soldado Libio José Daniel Calvo proyecta un rayito de esperanza hacia la «solución política y negociada» del conflicto, como recordó la senadora Piedad Córdova. (...) Lamentablemente, una solución política ha sido saboteada sistemáticamente por el presidente Álvaro Uribe y un amplio sector de la oligarquía colombiana, que junto a las transnacionales han hecho pingües negocios a costa del desplazamiento impuesto por la guerra y la acción de los paramilitares a cientos de miles de campesinos, indígenas y afrodescendientes.

La salida política que haga callar cuanto antes a los fusiles es lo que más conviene a los pueblos de Colombia, Venezuela, Ecuador y demás países vecinos pero precisamente por eso choca frontalmente con los intereses de Estados Unidos, que está utilizando el conflicto armado como elemento de desgaste, provocación y rampa de lanzamiento de una agresión militar contra Venezuela. Es una perogrullada afirmar que esa es una de las razones principales para la instalación de las siete bases militares yanquis en territorio colombiano.

Sin embargo, numerosos analistas coinciden en afirmar que la sucesiva entrega unilateral de rehenes por las FARC ha creado el marco político adecuado para propiciar un intercambio humanitario de los veintitrés militares en poder de la guerrilla y los aproximadamente quinientos miembros de esta recluidos en cárceles de Colombia y, no debe olvidarse, de Estados Unidos. Uribe no se ha cansado de exigir gestos a la insurgencia mientras pone un obstáculo a cada intento por esta de llevarlos a cabo. (...)

Fue precisamente tras la liberación de Rojas y González que Uribe reventó con burdos pretextos la prometedora gestión con las FARC, conducente a un diálogo de paz, que en apoyo a la senadora Córdova adelantaba el presidente Hugo Chávez. Por eso no ha de extrañar que el sargento Moncayo omitiera a Uribe de su lista de agradecimientos, en la que sí figuraron los presidentes Correa, Chávez y Lula da Silva. Moncayo dijo de las FARC lo que no entienden doctos graduados de Harvard pero es el ABC para abordar el conflicto armado en Colombia: por más que se quiera no se las puede negar. Parecen invisibles pero allí están.

Con la intransigencia de Uribe es muy difícil imaginar un avance hacia el intercambio humanitario pero acaso sea posible con cualquiera de sus dos seguidores y candidatos a la presidencia que resulte electo, sea el hasta ahora puntero en las encuestas, ex ministro de defensa y supervisor de la masacre de Sucumbíos Juan Manuel Santos o la ex canciller Noemí Sanín. (...)

Como es conocido por todos quienes tienen un enfoque realista y humanista del conflicto colombiano este no tiene más salida posible que la negociación política y el reconocimiento de la beligerancia de la guerrilla ya que la alternativa sería continuar desangrando al país hasta el infinito pues mientras no se ataquen las profundas causas sociales que reproducen a la insurgencia esta seguirá viva por más que el gobierno mantenga el cruel terrorismo de Estado contra el pueblo colombiano.

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