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«El esquí es complicado, cualquier detalle puede jugar en tu contra»

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Jon SANTACANA

ESQUIADOR ALPINO

Este donostiarra de 29 años ha formado con Miguel Galindo, su guía durante ocho temporadas, un tándem de podio. Si en los Juegos Paralímpicos de Salt Lake City'2002 logró un oro en eslalon gigante y dos bronces en descenso y supergigante, ocho años después se ha superado en Vancouver'2010 con el oro en descenso y las platas en eslalon y gigante. Se siente con fuerzas de seguir y mejorar resultados.

Miren SÁENZ

Su trayectoria en las competiciones de esquí para deficientes visuales de categoría B2 es espectacular. Suma seis medallas olímpicas -dos oros, dos platas y dos bronces-, cuatro mundiales y en alguna ocasión se ha llevado la Copa de Europa y la del Mundo. Por tanto, es también el único esquiador vasco que posee el Globo de Cristal. Del gélido podio de Whistler a las recepciones institucionales, a visitar patrocinadores y a cumplir con los medios de comunicación. Santacana empieza a aterrizar.

¿Ha acabado las celebraciones o todavía no ha empezado?

Todavía quedan algunas cosillas. Suele haber una semana de resaca, dos como mucho, pero luego ya se pasa.

Y ahora que lo ha ganado casi todo, ¿qué?

Primero descansar, porque después de un esfuerzo así necesitas un mes para recuperar. Luego empezar a mirar hacia el futuro. Tendremos conversaciones tanto con la Federación como con el Comité Paralímpico. A ver qué nos presentan. Yo, por mi parte, creo que tenemos una buena edad y que podríamos llegar a los Juegos de Sochi'2014 (Rusia) en buenas condiciones. Cuatro años de trabajo es un período largo, pero trabajando con motivación se puede llegar bien.

En enero toca mundial en Sestriere. ¿Irá a por las cinco medallas?

En esquí, con las condiciones que se dan nunca se sabe. Tenemos aspectos que mejorar, no hemos tocado techo y podemos llegar al Mundial e incluso dentro de cuatro años en muy buenas condiciones. Hemos ido en progresión durante la temporada y llegamos a Vancouver en buen momento. Se nos escapó una medalla de oro por 20 centésimas y otra por apenas un segundo. Han estado muy ajustadas. Llegar en condiciones óptimas no te asegura conseguir una medalla porque éste es un deporte realmente complicado. En cualquier curva se te pueden escapar esas centésimas, cualquier mínimo error te puede echar atrás. Eso sí, los deportistas somos ambiciosos y exigentes con nosotros mismos.

¿El peor momento fue su descalificación en la supercombinada?

Sentí impotencia, porque un enganchón en las pruebas de eslalon es relativamente frecuente. Son cosas que tiene el esquí y hay que aceptarlas.

¿Por eso no es partidario de hacer pronósticos?

Creo que el que los hace se está equivocando totalmente. Un ejemplo: el canadiense Chris Williamson había hecho una grandísima temporada, se había llevado la general de la Copa del Mundo y era uno de nuestros mayores rivales y de los máximos favoritos y no ha conseguido ninguna medalla. Esto es así. Lo que hay que tener es confianza e ilusión para hacer las cosas.

¿Está satisfecho?

Ha sido la culminación de muchos años de trabajo. Después de romperme tibia y peroné a dos meses de los Juegos de Turín'2006, Miguel y yo nos hemos sacado esa espinita.

La conexión con su guía mejora con los años.

Pues sí, porque cada vez acumulas más experiencia. Te conoces más, trabajas mejor y buscas cosas nuevas. Espero que podamos seguir juntos.

Y eso que las condiciones no fueron idóneas.

Fueron muy duras, peor que en los Olímpicos. Jamás había corrido con semejante lluvia. Y eso que la organización a las 4 de la mañana ya estaba trabajando en las pistas. A pesar de todo ha habido mucho público, también en las entregas de medallas que fueron muy emocionantes y en un sitio precioso aunque diluviara. A los atletas nos trataban muy bien.

¿Recibió muchas felicitaciones?

Sí, además de las de las instituciones, federaciones y medios de comunicación, las de los amigos y familiares. Mis padres estuvieron allí, mi padre por primera vez y mi madre ha venido a los tres Juegos.

Y su abuelo, Antonio Maiztegui, -fue campeón vasco-navarro con esquís y bastones de madera y ahora tiene 86 años- ¿qué dice?

Lo veré estos días. Últimamente no hemos parado y casi no he tenido tiempo de andar llamando por teléfono. Prefiero verle en persona, que está un poco fastidiadillo.

Ésta vez le han hecho muchas entrevistas.

Unas cuantas. Aquí y en Vancouver. Allí lo tenían más controlado y todo iba a través del jefe de prensa. Me llegaron a pedir incluso hablar antes de una carrera y eso no puede ser porque al final son distracciones y es mejor estar concentrado. La zona mixta estaba bastante abarrotada. El día del oro acabamos con la televisión italiana, medios de Canadá y hasta un japonés nos hizo una entrevista. El seguimiento ha sido mayor que en otras ocasiones. También el horario ayudaba.

¿Dónde guarda las medallas?

En el estuche. Soy bastante discreto. Los trofeos de la Copa del Mundo -de cristal- están en casa de mis padres porque están mejor cuidados. Yo comparto un piso y con las limpiezas es más peligroso. Las medallas las tengo en sus cajitas en una balda. El día que tenga mi casa me encargaré de ponerlo bonito.

Defínase como deportista.

Soy bastante exigente conmigo mismo. Me gustan las cosas bien hechas, pero creo que tampoco se me sube a la cabeza. Tengo en mucha consideración a mis rivales. Me pasa una cosa que no es buena, suelo absorber bastante la responsabilidad. Al final la presión te la pones tú. El esquí no es como la natación o el atletismo en el que tú estas sobre una marca. En el esquí, cualquier mínimo detalle puede jugar en contra tuyo, así que hay que estar tranquilo.

¿Con qué se queda?

Con la sensación del descenso. Fue la carrera de mi vida, una prueba en la que hubo muchas complicaciones. Después, una bajada al límite y cuando llegamos abajo habíamos ganado.

¿Qué va a hacer este mes?

Descansar y desconectar. Y además estar con la novia. Cuando acaba la temporada no pensamos más que en el sol, en pasar calor y en la playa.

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