Gorka ANDRAKA | Periodista
Las bicicletas de doble filo
Y si los misiles hablaran? «La próxima generación de bombas inteligentes serán capaces de dar el pésame a los familiares de las víctimas en su propio idioma», presume piadoso un deslenguado proyectil. Sucede en una viñeta de El Roto pero podría ser en la Casa Blanca. Hace unos días, Barack Obama presentó en una base militar el primer caza ecológico estadounidense, el F-18 Green Hornet (Avispón Verde). La letal criatura usa biodiesel y promueve el ahorro energético en unas fuerzas armadas que consumen, ellas solas, tanto combustible como toda Grecia. ¿Lo próximo? El invento definitivo: bombas parlantes, dicharacheras... que matan de risa.
¿Y si los pedales tomaran las armas? Esta mañana sale de Bilbao la tercera Marcha Ciclista contra la Industria Militar. A su paso por Getxo y Barakaldo, los ciclopacifistas se detendrán ante las puertas de Sener y Precicast, dos poderosas empresas armamentísticas vizcaínas, para denunciar sus macabros negocios y reclamar su reconversión civil. La industria militar vasca factura 600 millones de euros anuales y emplea a 3.000 personas.
¿Bicis contra balas? ¿Y por qué no? En 1942, en medio de la primera guerra mundial, recluido en el campo de concentración francés de Djelfa, al sur de Argel, el poeta Max Aub contactó con su ansiada libertad. «Pasa una bicicleta/ por la carretera./ Parece que no es nada/ una bicicleta.../ Pero vista detrás de una alambrada/ ese trasto de dos ruedas/ le llena a uno de ideas./ Por la carretera,/ va que vuela,/ una bicicleta».