Crónica | Firma del convenio sobre el TAV
Los firmantes tienen prisa, los opositores ofrecen tiempo de reflexión
El convenio firmado entre Sanz y Blanco «blinda» la llegada del TAV a Nafarroa, según el ministro español. Pero ni uno ni otro aclararon por qué hay tanta prisa por ejecutar el tramo Castejón-Iruñea si luego esa vía tiene que esperar a futuros enlaces. La explicación puede estar en que el Gobierno de UPN podrá licitar obras por valor de 387 millones, la mayor inversión jamás realizada en Nafarroa.
Iñaki VIGOR
Antes de que se celebren las próximas elecciones al Parlamento navarro, el Gobierno de Miguel Sanz tendrá tiempo de adjudicar el mayor montante de las obras del TAV en el tramo Iruñea-Castejón. Cuando esos 69,8 kilómetros de vía férrea estén finalizados en el año 2015 (según las previsiones), el TAV probablemente no podrá circular ni hacia Gipuzkoa, para enlazar con la «Y vasca», ni hacia Zaragoza. El trazado para la primera conexión, de unos 42 kilómetros, ni siquiera está todavía definido y su construcción se prevé muy problemática porque atraviesa valles y zonas montañosas muy sensibles a una obra de estas características.
La conexión de Castejón con Zaragoza, y por tanto con Barcelona y Madrid, también está en el aire. La construcción de los 78,4 kilómetros de este tramo le corresponden en su totalidad al Ministerio de Fomento español. José Blanco asegura que las obras entre Cortes y Tutera se adjudicarán este mismo año, y que las del tramo Tutera-Castejón serán adjudicadas el año que viene. Lo que no ha aclarado es de dónde va a sacar los 1.000 millones de euros necesarios para ello, porque en este caso el Gobierno de Nafarroa no va a adelantar cantidad alguna.
En esta situación, una de las preguntas que quedaba ayer sin respuesta es por qué el Gobierno de Miguel Sanz tiene tanta prisa en construir una vía que va a suponer a las arcas navarras adelantar 387 millones de euros, a los que habría que añadir la habitual «desviación» presupuestaria de las obras públicas, que siempre son al alza.
La posible respuesta a esa pregunta la daba la izquierda abertzale apenas dos horas antes de la firma del convenio. «Esta obra responde a los intereses de las empresas constructoras y bancos en lugar de a la mayoría de la ciudadanía. Lo único que se esconde detrás de este macroproyecto son los intereses del capital, defendidos por UPN-PSN. Mientras despilfarran el dinero de todos en una infraestructura innecesaria, los presupuestos de Nafarroa quedarán hipotecados para los próximos años». Así lo manifestaba en rueda de prensa Txelui Moreno, que estuvo acompañado de concejales de la izquierda abertzale de Iruñea (Mikel Gastesi), Tafalla (Gorka Labat) y Arbizu (Fran Balda).
Todos ellos subrayaron que el Gobierno de UPN está recortando los gastos en salud y euskara, mientras que en el caso del TAV «despilfarran cientos de millones de euros que detraen de asuntos sociales». Junto a ello, recordaron que los gastos de mantenimiento ascenderían a 100.000 euros por kilómetro al año y, teniendo en cuenta que el corredor navarro tendría unos 160 km, las arcas públicas navarras deberían aportar anualmente 16 millones de euros para esa labor.
Ni conexiones ni estaciones
En la misma cuestión de las «prisas» por hacer esta obra incidió Uxue Barkos, al advertir que esta gran infraestructura «no va a poder entrar en funcionamiento si el Estado no hace su parte al mismo tiempo».
«Esto tiene un coste y un beneficio. El coste lo pagamos los navarros con unos intereses por los créditos de 60 millones de euros. Y quien gana es el equipo de Miguel Sanz, que va a licitar obras por valor de casi 400 millones de euros», explicó la parlamentaria de Nafarroa Bai.
A su juicio, el convenio firmado ayer entre el Gobierno de UPN y el Ejecutivo español sólo implica «adelantar» la construcción del tramo Castejón-Iruñea, «sin conexiones, sin estaciones y sin catenarias».
«Únicamente adelanta en dos años la construcción de un tramo de vía que va de ninguna parte a ninguna parte», comentó Barkos de forma gráfica, tras hacer hincapié en que la construcción del TAV en Nafarroa ya estaba prevista en los planes de infraestructuras generales del Estado.
Frente a estas lecturas críticas, tanto José Blanco como Miguel Sanz se mostraron muy satisfechos durante la firma de este convenio. El ministro de Fomento fue breve y sólo dedicó seis minutos a alabar una infraestructura que, según remarcó, forma parte del corredor Cantábrico-Mediterráneo, «va a contribuir a cohesionar España» y «permitirá un desarrollo económico sin hipotecar medioambientalmente a las generaciones futuras».
«Efectos inimaginables»
Precisamente, las afecciones ecológicas de esta magna obra fueron abordadas previamente por los concejales de la izquierda abertzale de Iruñea, Tafalla y Arbizu en su comparecencia ante los medios de comunicación, y su valoración fue completamente diferente.
«Los efectos medioambientales son inimaginables -advirtió Mikel Gastesi en nombre de todos ellos-. Por un lado, están las consecuencias directas del proyecto: un socavón de 160 km de largo y 75 metros de ancho que dividirá Nafarroa de lado a lado, con el efecto barrera que ello producirá. Además de la contaminación acústica, ocupación de terrenos y construcción de túneles, tendrá un impacto por todo el herrialde debido a la generación de escombreras y canteras».
Txelui Moreno añadió que el consumo energético de un tren de estas características, que circula a 300 km/h, también va a ser descomunal, y puso como ejemplo que esa energía es la equivalente al abastecimiento que necesita una ciudad de 25.000 habitantes.
Al contrario que el ministro, Miguel Sanz dedicó 21 largos minutos a ensalzar el convenio suscrito y a alabar a su «buen amigo» José Blanco, tal como le denominó. El presidente del Gobierno de UPN aseveró que, sin la llegada de Blanco al Ministerio de Fomento, «difícilmente esta obra hubiera sido una realidad» y aseguró que se trata de una infraestructura «ampliamente demandada por los ciudadanos navarros».
También esta cuestión había sido abordada previamente por los concejales de la izquierda abertzale, cuando afirmaron que es un proyecto «impuesto».
«Tratándose de un proyecto de tal envergadura, ni han informado a la sociedad, ni nos han preguntado nuestra opinión ni muchos menos nos han dejado decidir», criticaron.
En este sentido, se preguntaron si el TAV es un proyecto «necesario», «quién lo utilizaría», si no sería «suficiente» con la mejora de la actual red de transporte y cuáles serían las consecuencias, no sólo económicas sino también sociales y ecológicas, «porque todavía no han hecho público el estudio de impacto medioambiental».
Moreno también hizo referencia a las recientes declaraciones del consejero Alvaro Miranda en el sentido de que en Nafarroa «no hay oposición al TAV y toda la ciudadanía está muy contenta con este proyecto».
«¿Acaso se nos ha preguntado al respecto?», le respondió el político abertzale, para añadir que en los pueblos donde se han realizado consultas por iniciativa municipal, como Arbizu y Lizarragabengoa, la opinión vecinal ha sido mayoritariamente contraria a este proyecto. «Pero el Gobierno de Nafarroa no ha mostrado ningún interés en respetar la decisión de ambos pueblos», lamentó.
Igualmente, recordó que hace menos de un año una manifestación de unas 3.000 personas recorrió las calles de Iruñea para mostrar su rechazo al TAV, y anunció el apoyo de la izquierda abertzale a los actos que AHT Gelditu! Elkarlana ha organizado para el próximo 8 de mayo en Zizur Nagusia.
Pitada ante Diputación
Dentro de los actos de protesta convocados por este colectivo, un centenar de personas se concentraron a las siete de la tarde ante Diputación, el mismo edificio en el que horas antes había sido suscrito el convenio entre los gobiernos navarro y español.
Bajo la vigilancia de varios furgones de la Policía Foral y de la Policía española, los participantes realizaron una gran pitada durante media hora y resumieron los motivos de su protesta en dos pancartas. Una, firmada por AHT Gelditu! Elkarlana, tenía como lema «TAV: más de 3.000 millones de euros para llegar 20 minutos antes»; la otra, suscrita por el colectivo de jubilados Sasoia, decía: «AHT=derroche. Pentsioak=miseria».