Netanyahu da plantón a Obama en la cumbre sobre seguridad nuclear
El primer ministro de Israel ha declinado la invitación para asistir en Washington a una cumbre cuyo guión no podía regalarle más los oídos: garantizar la seguridad nuclear frente a grupos «terroristas» o «regímenes hostiles» -léase Irán y Corea del Norte-. En plena crisis diplomática con EEUU, Netanyahu no las tiene todas consigo y teme que Obama no hiciera lo suficiente por protegerle de los que exigen que Israel revele su propio arsenal nuclear secreto.
GARA
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha anulado su visita a Washington para asistir a la cumbre sobre seguridad nuclear convocada por el presidente de EEUU, Barack Obama, y a la que asistirán líderes de 47 países.
«En los últimos días hemos recibido informaciones de que hay algunos interesados en aprovechar la cumbre para atacar a Israel», aseguró lacónica una fuente del Gobierno de Tel Aviv, que mandará en su representación al ministro de Servicios de Inteligencia.
Varios diarios israelíes informaban ayer de que la decisión la tomó Netanyahu a última hora del jueves tras constatar que varios países musulmanes, entre ellos Egipto y Turquía, tienen la intención de presionar para que Washington exija a Israel que se someta al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y abra sus instalaciones nucleares a la inspección internacional.
Los expertos estiman que Israel, considerado el sexto país que se dotó del arma atómica -programa iniciado en 1950, con la ayuda francesa y bajo el Gobierno de David Ben Gurion-, dispone de entre 100 y 300 cabezas nucleares.
El Estado sionista nunca ha confirmado ni desmentido tal extremo, siguiendo una doctrina de ambigüedad forzada por un acuerdo especial firmado con EEUU en 1969. En virtud de este memorando, Israel se abstiene de toda declaración pública sobre su arsenal nuclear y de realizar pruebas atómicas. A cambio, Washington se compromete a abstenerse de ejercer presión alguna en este tema.
Un momento delicado
El acuerdo sigue en principio en vigor pero la celebración de la cumbre coincide con un momento bajo en las relaciones entre Israel y EEUU.
En su reciente visita a Washington, Netanyahu recibió varios tirones de oreja de manos de Obama, que no pasó por alto los últimos desaires del Gobierno de Tel Aviv a su Administración a cuenta de la ampliación de colonias en Jerusalén.
No hay duda de que a Israel le resbalan las críticas de países árabes y musulmanes al doble rasero de la llamada comunidad internacional en este tema. Lo que teme Netanyahu es que Obama, como anfitrión, no pusiera especial énfasis en salvar a Israel de la presión o, en su caso, la respaldara de alguna manera.
«Estrecho aliado»
En declaraciones a la cadena de televisión CNN, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, Mike Hammer, confirmó que la Casa Blanca ha sido informada del plantón de Netanyahu y se limitó a señalar que «Israel es un estrecho aliado y esperamos seguir trabajando con él en asuntos vinculados a la seguridad nuclear».
Mientras tanto, Obama prosigue con los preparativos de la cumbre, que arrancará el lunes y durará dos días y a la que no han sido invitados ni Irán ni Corea del Norte.
La cumbre será el evento internacional de este tipo con más participantes internacionales en los últimos decenios en la capital estadounidense.
El objetivo es conseguir medidas y compromisos concretos de los países para garantizar la seguridad de todos los materiales nucleares en un plazo de cuatro años, de modo que se evite que puedan caer en manos de grupos «terroristas» o de «regímenes hostiles».
Precisamente, Obama sitúa el resultado de esta cumbre -un comunidado que «deje muy claro cómo vamos a lograr dejar bajo llave todos los materiales nucleares en los próximos cuatro años»- como el colofón de dos de sus últimas iniciativas, la publicación de la nueva doctrina militar nuclear de EEUU y la firma, el pasado jueves, con Rusia, de un nuevo Tratado de Reducción de las Armas Estratégicasa (START II).
Pyongyang criticó duramente la nueva doctrina militar nuclear de EEUU como «continuista» con la era Bush y anunció que reforzará su arsenal atómico «como disuasión». El Gobierno norcoreano señaló que la decisión de Obama es «un jarro de agua fría» a los intentos de reconducir la crisis.
La Agencia para la Energía Atómica anunció que sus científicos han probado con éxito centrifugadoras de tercera generación capaces de producir seis veces más uranio enriquecido que las actualmente instaladas en la central de Natanz.
El presidente de Irán, Mahmud Ahmedineyad, advirtió de que las amenazas internacionales de nuevas sanciones no harán «sino reforzar la determinación» de Teherán para proseguir con su programa nuclear. Insitió en que la política nuclear iraní no tiene vuelta atrás. «Irán es un país nuclear, lo quieran o no nuestros enemigos», sentenció.
El presidente iraní reiteró la oposición de su país a la «inhumana» bomba atómica y, en referencia a Israel, invitó a Washington a que «si están contra la proliferación y el desarme, desármense ustedes y desarmen a sus aliados».
Esta advertencia de Teherán coincide con una nueva reunión del grupo de potencias nucleares más Alemania para debatir la posibilidad de llevar al Consejo de Seguridad una propuesta de EEUU de nuevas sanciones contra Irán.
La delegación china insistió en que el contencioso con Irán sigue «centrado en la diplomacia». En las últimas horas, Rusia ha matizado su apoyo a nuevas sanciones rechazando las que incluyan embargos a productos refinados de petróleo. La propuesta de EEUU tiene como objetivo a sectores bancarios, financieros y militares. GARA
