Los superhéroes bajan a la tierra en el Salón del Cómic de Iruñea
La primera gran cita internacional del cómic en Nafarroa reunió ayer a autores de historias realistas en el Condestable, que desde el jueves se ha convertido en un gigantesco libro lleno de viñetas, dibujos y páginas que cuelgan de sus paredes. El Salón del Cómic seguirá abierto durante el fin de semana y entre los artistas seleccionados destaca el trabajo de varias mujeres que se han convertido en vanguardia dentro de un género dominado por los hombres.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
El cómic se ha apoderado de Iruñea. Este fin de semana el primer Festival Internacional del Cómic de Nafarroa apura sus últimas horas como punto de encuentro entre los aficionados y los creadores de personajes como Herminio Bolaextra o superhéroes de culto como American Flagg. El Condestable guarda un espacio también para el dibujo animado, donde se proyectan varios cortos y la retrospectiva sobre el trabajo del cubano Juan Padrón, que se cerrará hoy por la tarde con el visionado en el Condestable del largometraje «Más vampiros en La Habana», la segunda parte de la película que encumbró a Padrón dentro de la animación a mediados de los ochenta.
Ayer llegó el turno de los creadores más pegados a la calle, los que apuestan por historias realistas y de denuncia social. De los personajes sin capa ni superpoder, que nacieron en muchos casos como «terapia» de las obsesiones de sus dibujantes.
Mauro Entrialgo, el padre de Herminio Bolaextra, explicó que se dedica «a esto de los tebeos, porque me gusta, porque me da de vivir, pero también porque es algo terapéutico. Dibujo para sacar las cosas que me mosquean, las que me tocan los huevos. Me sirve de pataleta».
El argentino Jorge González, que se llevará el premio Tiza que se entrega al término del festival, afirma que sus primeras historias «nacieron pegadas a la calle y a los movimiemtos sociales», pero que pronto evolucionó hasta «expresar sentimientos más personales, mi obra ya tan sólo contiene preguntas y más preguntas». González confesó: «Pienso como Entrialgo, el dibujo nos sirve para remover nuestros demonios, para sacarlos afuera y verlos delante de nosotros».
González y Entrialgo compartían ayer mesa con el veterano Simónides, cuyas viñetas han aparecido en «Ardi Beltza» o en el suplemento de GARA, «Zazpika». El fundador del «TMEO» confesó que lleva unos años centrándose en la pintura, pero que ha iniciado un nuevo proyecto. «Últimamente ando emperrado en un cómic sobre los sueños. Es muy loco, demasiado. Las páginas son intercambiables y casi los capítulos también. Creo que esta vez sí que va a ser difícil encontrar a alguien que se atreva a publicarme».
Joaquín Resano y Pedro Osés, otros dos figuras claves del cómic underground en Nafarroa (creadores de «Perro»), también defendieron el poder del cómic como herramienta de denuncia. Osés se inició en el mundo del cómic de denuncia social a raíz del mayo del 68. «Siempre me atrajeron las situaciones conflictivas, como Nicaragua. Aunque comencé dibujando lo que veía en la calle, ahora eso me da igual. Cuando una noticia me llama la atención lo dibujo. Es mi forma de protesta y me da igual dónde pase».
Ruperto Mendiry actúa de portavoz del grupo Tiza, responsable de haber tomado el Palacio del Condestable para llenarlo con tintas de Quino, viñetas de Oroz y cientos de páginas y tebeos. Mendiry se mostraba ayer satisfecho y sorprendido por la gran afluencia de público. «Nos han roto las expectativas y hemos cumplido con creces nuestro objetivo: dar al cómic la dimensión que se merece, la de disciplinas artística». Mendiry destacaba ayer de entre sus invitados la presencia de Howard Chawkin, icono del comicbook trasgresor y erótico americano. Además, el salón ha sido una oportunidad para descubrir la faceta como dibujante de Joaquín Reyes, el humorista de «Muchachada Nui», que dejó pequeña el jueves la sala de actos.
La perspectiva de género
El otro tema central de la jornada de ayer en el Condestable, fue analizar el papel de la mujer dentro del cómic. Las autoras Marika y Myriam Cameros fueron invitadas para ofrecer su radiografía particular del lugar que ocupan las autoras en el universo cómic.
Myriam Cameros es una dibujante iruindarra cuyo libro ilustrado «La cenicienta que no quería comer perdices», acaba de editarse con gran éxito, aunque combinar su labor creativa con viñetas y tiras cómicas en publicaciones independientes. «Desde siempre me ha fascinado contar historas. Creo que acabé en el cómic porque era lo más barato. No necesitas ni lápiz ni boli, es todo muy democrático», explica Cameros. Ahora, los dibujos de Cameros están a punto de cobrar vida y movimiento en un corto animado basado en una obra de Mario Benedetti y que llevará por título «Su amor no era sencillo». Para Myriam, las autoras de cómic, aunque sigan siendo minoría, comienzan a cobrar pues «gracias a figuras de primera línea como Marjane Satrapi, Clara Tanit o Sandra V».
La catalana Marika es una de las autoras pionera y acoge de mala gana la calificación de feminista. «Lo único que hice fue comenzar muy pronto. A finales de los setenta, sólo éramos tres mujeres las que dibujamos cómics. Yo sólo hablaba de mí y de mi mundo, pero dentro de ese escenario tan hostil nuestra voz se convertía en un grito».Las historas de Marika abordan cuestiones acerca de «personas, papeles y roles sociales independietemente del género». Esta autora dejó de publicar a raíz de la crisis del cómic de los noventa, cuando «se volvió comercial y sólo se publicaba violencia, sangre y tetas». Sin embargo, no ha podido apartarse de su gran pasión y estudia ahora cuál ha sido la evolución del cómic desde una perspectiva de género. «Al principio, había una segregación clara ente el cómic de niños y el de niñas. Los de ellos contenían aventuras, mientas que los de chicas se reducían a la casa y a historias rosas. Nosotras teníamos que convertirnos en el Capitán Trueno si queríamos vivir una aventura. Pero poco a poco le vamos dando la vuelta a la situación».
El Salón del Cómic quiere ser una oportunidad para que editoriales y expertos valoren trabajos y portfolios de quienes quieran iniciarse en este mundo. El domingo por la mañana habrá un taller de dibujo.
Un grupo de jazz del conservatorio de Iruñea arrancará notas a las viñetas de Horacio Altuna y Jorge González, inspirándose en los trazos y en los colores de un cómic basado en grupos de este género musical.