Dos d�as despu�s de los violentos enfrentamientos de Bangkok, el primer ministro tailand�s, Abhisit Vejjajiva, se encontraba ayer bajo presi�n para encontrar una salida r�pida a la crisis pol�tica, a�n m�s compleja tras las amenazas de disoluci�n de su propio partido.

La Comisi�n Electoral provoc� la sorpresa al defender la disoluci�n del Partido Dem�crata (PD), acusado de haberse beneficiado de una donaci�n ilegal en 2005.

Este decisi�n estaba siendo reclamada desde hace tiempo por los �camisas rojas�, partidarios del antiguo y exiliado primer ministro Thaksin Shinawatra y que se manifiestan desde hace un mes para reclamar la dimisi�n de Abhisit y elecciones legislativas anticipadas.

El proceso de disoluci�n del PD deber�a prolongarse durante varios meses, pero el anuncio de la Comisi�n Electoral debilita a�n m�s a Abhisit y no dejar� de influir sobre los acontecimientos pol�ticos en un pa�s traumatizado y dividido por la violencia pol�tica desde hace 18 a�os.

�La eventualidad de esta disoluci�n va a provocar carne de gallina entre los dem�cratas y podr�a cambiar realmente el paisaje pol�tico muy r�pido�, considera desde Singapur Michael Montesano, experto en Tailandia.

�Es imposible prever qu� consecuencias tendr� en un sentido o en otro�, a�adi�.

Poder y oposici�n se culpan mutuamente de la responsabilidad de los combates callejeros entre soldados y �camisas rojas� que provocaron 21 muertos y m�s de 860 heridos en el centro de Bangkok el s�bado.

Anupong Paojinda, jefe del Ej�rcito, que ejerce una gran influencia en el reino, envi� un mensaje a los dirigentes pol�ticos. �Debemos volver a la pol�tica para encontrar una salida�, declar�, instando a la mayor�a parlamentaria y a la oposici�n a entenderse sobre la fecha de las pr�ximas elecciones legislativas.

Los �camisas rojas� del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura (UDD) reclaman unos comicios inmediatamente, mientras que el poder no desea que se celebren antes de fin de a�o.

La oposici�n rechaz� de nuevo cualquier negociaci�n con los representantes del poder, considerados �asesinos� por haber disparado contra los manifestantes.