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120 horas que sólo explica la venganza

Los diez primeros detenidos en la redada iniciada el miércoles cumplen hoy su quinto día completo en manos de la Guardia Civil. Cinco días con sus noches correspondientes, es decir, 120 horas sin noticia alguna de ellos, siempre en un limbo legal y demasiadas veces en un infierno personal. A estas alturas, no es ninguna noticia que el régimen de incomunicación haya dejado de ser una práctica excepcional, tal y como lo define la legislación, para convertirse en la norma habitual. Y tampoco que, como ha constatado un reciente informe del Ararteko, en más del 50% de los casos, las FSE prorroguen esta situación extrema justo hasta el final, hasta las 120 horas.

Sin embargo, este caso tiene algunas peculiaridades que lo hacen especialmente grave y revelador. Primero por motivos humanitarios, ya que varios de los detenidos sufren enfermedades, y de hecho consta que al menos dos de ellos pasaron por Urgencias del Hospital de Basurto antes de ser llevados a Madrid. También por razones de pura lógica, dado que todas son personas que hacían una vida totamente pública, ya fuera en clases, en despachos de abogados o en ruedas de prensa. Incluso por motivos legales, ya que en cualquier estado que se defina como democrático el trabajo de los letrados tiene un plus de protección.

El ministro de Interior, el juez de la Audiencia Nacional y la Guardia Civil han decidido pasar por encima de todo ello. Por encima de la angustia de las familias, de las apelaciones de los Colegios de Abogados y de la respuesta social, en la que destacan elementos nuevos como la presencia de EA en las movilizaciones de ayer o la apelación de ELA a «romper la agenda de Rubalcaba», que demuestra la creciente falta de credibilidad del ministro de Interior. No es para menos. El propio Rubalcaba se ha delatado a sí mismo al afirmar el primer día que la Guardia Civil tenía pruebas de delito contra los arrestados y que estaba «superseguro, hiperseguro» de demostrar que tienen relación con ETA. La pregunta es obvia: ¿Por qué, entonces, la Guardia Civil no los han llevado ante el juez desde el primer minuto, y ha esperado a que pasen 120 horas?

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