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Raimundo Fitero

Encuestas

Aseguran que el voto es secreto. Nadie está obligado a manifestar su intención de voto, por lo que no se puede recriminar a nadie sobre su tendencia o el uso de su formalismo ritual frente a la urna. Si esto es así, ¿cómo se hacen las encuestas de intención de voto? Por acumulación de intenciones, por sumas y restas de intuiciones, por aproximaciones subjetivas para que queden los datos cercanos a los deseos del partido que encarga la misma y por otras circunstancias que en ocasiones tienen más acierto que si se hacen cumpliendo las reglas estrictamente. En el momento de declarar tu intención de voto, eres un ser anónimo. No das tu filiación, eres alguien perteneciente a mayores de veinticinco años, u otras estabulaciones. Y puedes mentir todo lo que te plazca.

La otra tarde en «Sálvame» Jorge Javier, en uno de esos arrebatos de confusión que padece, hizo que se retrataran sus colaboradores en el plató y cantasen su intención de voto. Como era de esperar salió que estamos ante una reserva espiritual de peperos de todas las tendencias. Seguramente, de los ausentes en ese momento, habría gente con otra tendencia de voto, pero no es de extrañar que en esta encuesta espontánea, se vaya componiendo un dibujo ideológico, y es que como tantas veces hemos ido señalando, las cadenas, van tejiendo su imaginario político no solamente con las obviedades de los tendenciosos noticiarios, no únicamente con las tertulias políticas, sino que donde deja el poso real es en lo aparentemente inocuo, en estos magacines donde se inmiscuyen en la vida privada, en donde hablando de las relaciones familiares de los famosos van montando una idea del mundo bastante más penetrante.

De todo ello iba pensando durante la gala de Tele 5 celebrando sus vigésimo aniversario mientras iban apareciendo presentadores que han apoyado públicamente otras opciones partidistas, pero que en su conjunto, forman una idea berlusconiana de la existencia. El capitalismo con celofán, la solidaridad como espectáculo, la banalidad como religión. Estas son encuestas invisibles, pero seguramente hay un paralelismo reconocible entre la fidelidad a una cadena y el voto final.

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