LAS PALMAS 2

REAL UNIÓN 1

Qué extrañas paradojas depara la vida. Cuando el Real Unión apuraba sus aspiraciones de lograr la permanencia, llega un jugador como Rondón que marca el gol de la victoria para su equipo en el último suspiro del encuentro. Un último aliento que aún no deben perder los unionistas ya que las opciones de salvación siguen estando ahí, aunque es cierto que también se acortan con el paso de las jornadas.

El nombre de Rondón rondará -perdonen la redundancia- en las mentes de los irundarras en su dura vuelta a Irun, ya que fue el máximo peligro y el autor del gol de la victoria del Las Palmas.

Sin duda, nadie en el conjunto irundarra esperaba volver de vacío desde Canarias viendo la necesidad que tenían los de Iñaki Alonso de lograr la victoria para involucrar a los insulares en la lucha por la permanencia.

Pero la expulsión por doble tarjeta amarilla a Beobide cuando el marcador reflejaba un empate a uno abrió las puertas de la victoria al Las Palmas, que hizo bueno aquello de «Entrenador nuevo, victoria segura».

Al comienzo del choque, sin embargo, el Unión se encontró mejor situado en el terreno de juego. Los locales tomaron entonces la batuta del partido hasta que en el minuto 27 marcaron el primer gol de la tarde. Cejudo aprovechó un balón entre líneas para batir a Otermin.

Los visitantes no se vinieron abajo y siguieron a lo suyo. Nueve minutos tardaron solamente en empatar el encuentro gracias a Gorka Brit, que desbordó a Assmann y definió con frialdad.

Este tanto hizo mucho daño a los canarios, algo que aprovechó el Unión para crear peligro con balones colgados poco antes de finalizar el primer tiempo.

Asedio en la meta de Otermin

El descanso sentó de maravilla a lo locales, que iniciaron un asedio a la puerta defendida por Otermin. Rondón comenzó su repertorio de ocasiones, pero sus remates se marcharon cruzados y despejados por el guardameta guipuzcoano, uno de los más destacados del encuentro.

Beobide, por su parte, marcó la nota negativa, ya que en menos de nueve minutos vio dos tarjetas amarillas, dejando a su equipo con diez jugadores.

El asedio del Las Palmas comenzó a ser mayor. El Unión sólo podía crear ocasiones al contragolpe; incluso en una de ellas tuvo la clave del partido en el 86. En muy pocos toques de balón se plantaron en la meta rival, pero Abasolo mandó el balón al poste.

Cuatro minutos después, el sabor agridulce que saboreaban los visitantes con el punto se transformó en malestar al marcar Rondón el segundo gol de su equipo. Demasiado castigo para una plantilla unionista que, a pesar de las dificultades, no pierde su filosofía de juego. Algo que a estas alturas ya poco importa.