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El «castillo de Himmler» se convierte en el primer Museo dedicado a las SS

Alemania acaba de inaugurar un museo que traza la historia de las SS de Adolf Hitler. La pinacoteca se encuentra en un misterioso castillo que pretendía convertirse en su hogar espiritual después de la victoria nazi.
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Richard CARTER - AFP | WEWELSBOURG

El museo, el primero del mundo dedicado únicamente a las SS (Schutzstaffel - Escuadrón de defensa), sigue la subida de esta guardia de élite que, bajo el mandato de Heinrich Himmler, llegó a contar con más de un millón de miembros, responsables de las peores atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial.

Entre los objetos expuestos están la agenda del comandante de las SS, uniformes negros, así como anillos de plata, concedidos por Himmler a los oficiales superiores, con la esvástica, la calavera y las estilizadas runas de las iniciales SS.

Según aclaró Moritz Pfeiffer, un historiador de 27 años que ayudó a establecer el museo, los objetos se exhiben con recordatorios históricos de los crímenes nazis para evitar la acusación de intento de glorificación de las SS. «La ideología racista no debería estar representada sin tener en cuenta el contexto de crímenes que se llevaron a cabo», dijo Pfeiffer.

Para el ministro de Cultura alemán, Bernd Neumann, quien asistió a la inauguración, el museo debe ser «un lugar que recuerde a las víctimas y a los autores de estos crímenes».

Evitar la «peregrinación»

El castillo triangular, construido en el siglo XVII en una colina en el centro de Alemania, cerca de Hannover, y que también alberga un albergue juvenil, jugó un papel destacado en la historia de las SS. Himmler lo adquirió en 1934, justo después de que los nazis llegaran al poder, para hacer una escuela de élite para oficiales de las SS.

Posteriormente, comenzó a transformar el castillo para convertirlo en un centro espiritual nazi, en cuyo centro una llama eterna iba a arder, en una cripta circular. Encima de la cripta había otra sala circular, llamada «Sala de los líderes supremos de las SS», que, según la leyenda, debía permitir a Himmler sentarse alrededor de una mesa redonda con sus doce generales principales.

El castillo sigue atrayendo a los neonazis y las autoridades tratan de evitar que se convierta en un lugar de «peregrinación». «Había gente que al llegar al castillo realizaba el saludo hitleriano», dijo Heinz Köhler, un funcionario local, y añadió que «el único modo de cambiar esa manera de pensar es mostrar adonde lleva».

«En el museo los visitantes no están autorizados a decir ciertas cosas, a realizar algunos signos o usar cierta ropa», dijo Pfeiffer, refiriéndose a los lemas y saludos hitlerianos, prohibidos en Alemania. «Nos reservamos el derecho de admisión de los visitantes en la puerta», añadió Pfeiffer.

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