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«A Ratzinger le llegaban todos los informes de abusos en EEUU»

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William Mcmurry
Abogado de las víctimas de abuso sexual en EEUU

Cabeza visible del poderoso gabinete McMurry & Associated, este abogado se ha especializado en grandes demandas. Trabaja a comisión, llevándose un porcentaje de las ganancias. Ya ha arrancado indemnizaciones millonarias en casos de pederastia de sacerdotes, de negligencias médicas y malas prácticas legales. Ahora acusa directamente al Vaticano de negligencia y encubrimiento.

Aritz INTXUSTA

Este abogado norteamericano presentó un recurso ante el Tribunal del Estado de Kentucky en el que solicita formalmente que Benedicto XVI, que acaba de cumplir cinco años como Papa, testifique bajo juramento en el juicio por las víctimas de abusos sexuales por parte de curas católicos. Los últimos documentos internos de la Iglesia a los que ha tenido acceso la prensa, en especial el documento «Crimen Solicitationis» que hizo público la BBC, han permitido a McMurry dar un giro copernicano a las denuncias por abuso sexual a niños. Ya no se juzgan como hechos aislados, ahora el Vaticano debe responder por la totalidad de los abusos cometidos por sus representantes en EEUU. Por el momento, la querella sigue adelante y el Papa ha tenido que invocar a su inmunidad diplomática, como jefe de Estado, para no sentarse en el banquillo.

Usted comenzó como el abogado defensor de tres personas (James O'Bryan, Donald Poppe y Michael Turner) que habían sufrido abusos sexuales a manos de cargos de la Iglesia católica. Pero eso ha cambiado. ¿A quiénes defiende usted ahora, en este proceso?

Represento a todas las víctimas de abusos sexuales de representantes de la Iglesia católica en una demanda nacional contra el Vaticano.

¿Se puede hablar de una estrategia de encubrimiento orquestada desde el Vaticano que fomentó la impunidad de los pederastas?

Sí, jamás un obispo ha puesto en conocimiento de las autoridades un caso de abuso en EEUU en los últimos cien años. Había una red de encubrimiento de este tipo de escándalos y, es más, funcionaba.

¿Qué relevancia tiene en este proceso el documento «Crimen Solicitationis» de 1962?

Ese texto que se ha hecho público ahora ha tomado una importancia capital en este proceso. El documento interno de la Iglesia católica determina un procedimiento de encubrimiento por el cual, si un miembro de la Iglesia pone en conocimiento de las autoridades judiciales un abuso sexual por parte de un sacerdote, será excomulgado.

¿En qué se centra su trabajo ahora mismo?

Actualmente, seguimos indagando en busca de nuevos documentos que consoliden nuestra acusación frente al Estado del Vaticano y tratando de conseguir que los obispos y cargos de la Iglesia católica que se hayan visto involucrados en este escándalo sean destituidos.

Según la legislación estadounidense, ¿la Iglesia católica es un Estado más o una institución privada?

Para los efectos del pleito que tenemos entre manos, han sido considerados un Estado. Por tanto, no podemos demandar directamente al Papa, ya que que goza de inmunidad diplomática. Tenemos que centrar nuestras acusaciones en el Vaticano como Estado.

¿Usted considera que el estatus que mantiene el Vaticano atenta contra la libertad de religión en EEUU?

Sí, porque hasta ahora la sociedad americana se ha visto obligada a asumir los costes costes económicos derivados de los casos de víctimas de abusos sexuales por parte del clero. Estos abusos han generado secuelas en los niños, provocando disfunciones cuando crecen. Las víctimas no pueden mantener sus trabajos, viven coartados en sus relaciones con los demás y el efecto de esta precariedad social y financiera acaba también pesando sobre sus vidas.

A lo largo de esta batalla judicial, ¿ha llegado a sentirse amenazado?

Lo cierto es que no. La Iglesia se ve impotente ante el clamor público de la sociedad estadounidense que exige justicia.

Quizá lo más sonoro de este proceso judicial haya sido su petición de que el mismo Papa tenga que testificar. ¿Qué papel ha jugado o juega Joseph Ratzinger en esta red de abusos contra niños?

Ratzinger fue la cabeza de la Congregación por la Doctrina de la Fe desde 1981 hasta 2005. En ese cargo, fue el responsable de recibir todos los informes internos de abusos sexuales por parte de sacerdotes estadounidenses durante más de veinte años. Sin embargo, no dio un solo paso para proteger a la población, como por ejemplo, pedir a los obispos que denunciaran a estos sacerdotes ante la Policía.

Si no le molesta contestar, ¿se considera usted creyente?

Creo en Dios, sí. Pero creo también que el papel de las organizaciones religiosas en la historia ha sido el de mantener cierta moral y un comportamiento cívico en las sociedades y en las culturas civilizadas. De hecho, considero que la Iglesia cumplió con su papel y que sirvió a un propósito valioso. Hoy en día, ha perdido su camino.

 

encubrimiento

«Jamás un obispo ha puesto en conocimiento de la justicia un caso de abuso sexual de un sacerdote en los últimos cien años»

el límite

«No podemos demandar directamente al Papa, por su inmunidad diplomática. Acusamos al Vaticano»

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