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Raimundo Fitero

Tres mil

Lograr emitir tres mil episodios de un concurso como «Saber y ganar», se debe considerar como una excepcionalidad sin parangón. Además, desde hace muchos meses, sin contar alguna retransmisión deportiva de actualidad, este programa es el que lograr la mayor cuota de audiencia de La 2, una cadena que parece está sentenciada desde los responsables del ente RTVE, y se va a convertir en una emisión residual, por mucho que nos duela y porque la coartada es que se va a dedicar a asuntos culturales. Huele mal. Decir asuntos culturales en estos momentos, después de toda la sangría que han provocado descabalgando programas varios, es decir muy poco en boca de los liquidadores del ente público estatal.

Celebración de tres mil tardes con un concurso en el que a los participantes se les requiere memoria, rapidez mental, conocimiento en actualidad y en algunos temas más o menos conocidos. Es un concurso que no sé si pudiera entenderse como cultural, pero que al menos, no degrada a ninguno de sus participantes, que tiene un esquema muy engrasado, que juega con el tiempo, con la emoción, y que ha creado un auténtico granero de incondicionales, de aquellos que en vez de adormecerse con gritos, cuentos, culebrones o reptiles, se coloca frente al televisor para participar un poco, contestando en voz alta a algunas de las preguntas aunque se encuentre solo en el salón de estar.

Es significativo que sea el programa más visto de La 2, es un síntoma, y lo cierto es que no sabría si hacer un diagnóstico optimista o pesimista, porque si por un lado indica de la existencia de un número suficiente de telespectadores que buscan este tipo de entretenimiento televisivo, a la vez indica que lo más visto es un concurso, un género televisivo que en ciertos ambientes es considerado como menor. En cualquier caso, una vez más debemos sacarnos la txapela ante el concurso, ante su historia, ante su brío actual, su fidelidad a un formato, a la gran lección de ofrecer un programa asequible, que requiere un esfuerzo del espectador, y que demuestra que existen muchas posibilidades para que la inteligencia también dé buenos resultados de audiencia.

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