No lleva ni un mes en Euskal Herria y en dos fines de semana Daniel Díaz se ha convertido en una de las sensaciones del pelotón amateur. El argentino de Cafés Baqué ha sorprendido por su rápida adaptación y ya suma dos victorias, en Beasain y Lizarra, y ahora apunta a las vueltas a Bidasoa y Nafarroa. El salteño, de 20 años, nos atiende en el descanso de un entrenamiento en Lekeitio.

Llegaba con la etiqueta de talento argentino ya que, pese a su juventud, había ganado y destacado en carreras importantes en Sudamérica, y lo ha cumplido con creces. «No me esperaba estos resultados tan pronto», asegura.

Sus resultados son inesperados por su inmediatez pero no son una casualidad ya que durante el invierno entrenó la montaña. «En cuanto me enteré de la posibilidad de venir, a finales de 2009, los entrenamientos y la competición estuvieron enfocados a hacer una buena temporada aquí», explica. De hecho, compitió en Bolivia y Ecuador y pudo subir puertos ya que en la provincia de Salta y en Argentina el paisaje es plano.

Si todo va bien, permanecerá en Baqué hasta setiembre. Cumple una ilusión al competir en Europa. «Desde pequeño soñaba con llegar a este continente y el sueño cumplido sería correr con profesionales».

En Salta ha dejado a su familia que sigue «atenta todos los fines de semana» sus actuaciones gracias a Internet y Facebook. Aquí, vive en la casa que Baqué tiene en Bolibar y que ahora comparte con Tamayo. Con el colombiano entrena y se prepara cara a las vueltas a Bidasoa y Nafarroa. Y también recibe las visitas de Ismael Lejarreta ya que en uno de sus viajes a Argentina conoció a la familia y el año pasado al propio Díaz.

Su rutina diaria es entrenar y cuidarse. El mismo nos la revela. «Me levanto y desayuno mientras veo las noticias. Sobre las 10 salimos a entrenar, volvemos, cocinamos y comemos. La siesta es importante para el descanso Y a la tarde aprovecho para bajar a Markina, hacer algunas compras o navegar por internet. A la noche, cocino, ceno y me voy a la cama».

Su sueño es ser profesional y en enero tuvo la posibilidad de cumplirlo durante una semana en el Tour de San Luis con la selección de Argentina. «Fue una experiencia única el poder correr junto a Pozzato, Nibali, Rasmussen o Botero que hasta entonces sólo había visto por televisión», asegura.