No entiendo porqué hay gente que se toma en serio una película tan disparatada como “Un ciudadano ejemplar”, que se hace querer precisamente por su falta de sentido de la medida. Es tan desproporcionada de principio a fin, que se equivocan de plano quienes la critican por su nula verosimilitud. Seamos justos y reconozcamos que Kurt Wimmer, cineasta de culto gracias a “Equilibrium”, está más cerca de la ciencia-ficción que de cualquier otro género. Le han encargado escribir un thriller de acción criminal, pero su guión dista mucho de ser eso, ya que es una creación “pulp” que va mucho más allá. Mezcla todo tipo de elementos en un explosivo combinado, a fuerza de agitarlos en la coctelera hasta hacerlos casi irreconocibles. El tono es el de una aventura de superhéroes que luchan contra megavillanos, pero partiendo de las películas ultraviolentas con vengador justiciero a lo Charles Bronson hasta llegar al suspense terrorífico con psicópata asesino a lo Hannibal Lecter, y sin olvidar el mensaje de denuncia política contra el sistema judicial norteamericano. ¿Quién da más en menos de dos horas?

Acerca de la discusión sobre la elección de Gerard Butler como protagonista, he de decir que me parece totalmente adecuado, tanto en cuanto se trata de una persona que no expresa sentimientos y que se convierte en una máquina de matar, para colmo fanatizada por ideas extremistas e irresponsables respecto a la manera de combatir los errores judiciales. Frente a él, nos encontramos con un magnífico Jamie Foxx, que expresa las dudas internas de una administración de justicia corrupta. Aún estando del lado de la ley, no deja de ser la personificación metafórica de la confusión entre el Biel y el Mal, sin que su conducta moral sea ni mucho menos ejemplarizante frente a la de los criminales. La inquietante paradoja está en que es un sanguinario condenado quien le da a él la mayor lección para no seguir cometiendo irregularidades dentro de la legalidad.