Los y las presas políticas vascas encarceladas en la prisión de Jaén, entre los que se encuentra José Mari Sagardui, Gatza, que el próximo julio cumplirá treinta años preso, se encuentran en huelga de hambre indefinida con objeto de hacer frente a los intentos de «cacheos humillantes» a los que siguen intentado someter a sus allegados a la entrada de cada vis a vis. El balance realizado por Etxerat apunta que este fin de semana, además de Gatza, que perdió el vis a vis familiar e íntimo, cuatro presos políticos vascos más perdieron sus respectivos vis a vis. Esta situación se ha repetido en las cárceles de Curtis, Puerto I, Logroño, Huelva y Ocaña I y II.

Fin del aislamiento

Por otro lado, el preso político iruindarra Joseba Fernández Aspurz ha dado por concluida su huelga de hambre, después de que el lapurtarra Mattin Olzomendi fuera trasladado a la prisión de Poitiers dando fin al aislamiento del joven iruindarra.

La página web Apurtu asegura que Fernández dejó la protesta la pasada semana, cuando se cumplía un mes de su inicio, el pasado 7 de abril.

Fernández fue arrestado el 17 de marzo, tras el tiroteo entre militantes de ETA y agentes de la Policía francesa y en el que resultó muerto uno de ellos. El joven vecino de la Txantrea fue conducido a esta cárcel, donde no había ningún vasco más.

En Mutriku, asimismo, decenas de vecinos han convocado una manifestación para pasado mañana en la que pretenden denunciar la actitud de la Ertzaintza hacia este municipio costero, así como reafirmar su compromiso con la solidaridad hacia los presos políticos. Con ese fin, ayer fueron 110 los concentrados en el Arriaga de Bilbo.