Miren Ibáñez 2010/5/10
Arde Grecia
Diario Noticias de Álava
Era el 29 de agosto de 2007 cuando en este espacio abrí un texto con esa misma frase. «Por los cuatro costados, inmisericordes las llamas y el viento. Arde la cuna de la civilización occidental, de la cultura moderna, de Aristóteles y Homero. Toda la península helénica es una tragedia en sí misma, azotada por el fuego, la incompetencia y, dicen, la codicia». (...) Entonces era el fuego que literalmente arrasaba los montes griegos (...) incendios provocados en muchos casos con espurios intereses inmobiliarios. Ahora arde Atenas -literalmente- bajo los cócteles molotov y -metafóricamente- bajo la rabia y la impotencia de trabajadores a los que se les exige un «gran sacrificio» en forma de aumento de impuestos y recorte de salarios para revivir una economía que apuntillaron otros. Entre ellos, los gobiernos que con su irresponsabilidad permitieron que las arcas públicas parezcan ahora un agujero negro, los que no asumieron el deber de poner remedio al mal cuando aún estaban a tiempo, los que se enriquecieron a costa de exprimir la vaca hasta que se secó o los que se plantaron ante el cuerpo agonizante de la economía griega y estrujaron con sus manos el corazón para llenarse un poco más el bolsillo. La gran tragedia griega es la de todos, no sólo porque sus efectos puedan llegar aquí, sino porque allí beben parte de nuestras raíces y nuestra cultura.