Woody Allen suscita la efervescencia en Cannes
El director neoyorquino Woody Allen llegó, hizo reír y venció en el Festival de Cannes con su último filme «You will meet a tall dark stranger«. Sus comentarios fueron coreados hasta con aplausos en una abarrotada sala de prensa, con un espectador especialmente encantado, el actor Josh Brolin, al que la risa hasta le impedía hablar.
Alicia GARCÍA | CANNES
«Qué cual es mi relación con la muerte. Sigue siendo la misma. ¡Estoy totalmente en contra!», fue una de las muchas perlas que soltó el director en la presentación de su último filme, «You will meet a tall dark stranger», que se exhibe en Cannes fuera de competición.
Un relajado Allen, rodeado de parte de los actores de la película -Josh Brolin, Naomi Watts, Gemma Jones y Lucy Punch-, parecía un personaje más de sus filmes, lo que hacía preguntarse a más de uno dónde empieza el director o el actor y dónde la persona. Lo que llevó a una cuestión clave: ¿Por qué ya no actúa en sus películas? «Durante años he hecho el principal personaje romántico, pero soy demasiado mayor. Y no es divertido no interpretar el papel del tipo que se queda con la chica».
Más risas mientras el director decía que lo que le gusta es ser el personaje que se queda con Scarlett Johansson o con Naomi Watts, el que está cenando con ellas, mirándolas a los ojos. Y si no es así, prefiere no actuar.
Uno de los inconvenientes de hacerse mayor, algo que no gusta nada al realizador. «Envejecer no es divertido», dijo un serio Woody Allen, que sólo estaría satisfecho si llega a los 101 años en las condiciones en las que lo ha hecho el cineasta portugués Manoel de Oliveira, que hace dos días asombró a todos en Cannes con su aspecto físico.
Aunque él parece que no lo lleva tan bien y en un momento de la rueda de prensa reconoció que no era capaz de recordar el nombre de un actor con el que había trabajado. «Seguro que esta noche me acordaré», dijo con cara de circunstancias. Pero el hecho de detestar la muerte no quiere decir que adore la vida tal como es. «Es una experiencia que equivale a una pesadilla». Y de ahí las falsas ilusiones que buscan algunos de los personajes de «You will meet a tall dark stranger». Falsas ilusiones que probablemente permiten que los que las tienen sean absurdamente felices. Lo que no es su caso, ya que su lado científico le impide creer en nada. Todo ello con las carcajadas de fondo de Josh Brolin, que apenas podía hablar, o con el aplauso de los periodistas, más que dispuestos a celebrar cualquier ocurrencia del realizador.
Para él, el futuro del cine viene de cinematografías tan diferentes como México, Irán, Estado francés, Estado español o China. En Estados Unidos «ahora sólo hay unos pocos directores que vale la pena verse». Y, mientras suelta estas perlas, camino de los 75 años, sigue con proyectos en mente. El próximo, el que va a rodar este verano en París («Midnight in Paris»). El resto, ya se verá, porque en su caso, «Dios no proveerá».
La película
Mezcla de personajes y de relaciones entre ellos, como muchas de sus películas, «You will meet a tall dark stranger» cuenta la historia de un matrimonio que se divorcia -Anthony Hopkins y Gemma Jones-, de la hija de ellos -Naomi Watts- envuelta en una relación complicada con su marido -Josh Brolin- y con su jefe -Antonio Banderas-. Y de cómo el marido de la hija busca consuelo en otra mujer, mientras que su esposa no lo logra. Y en medio, un escritor fracasado -el marido-, un libro robado y mucho arte.
Un esquema narrativo que se ha repetido mucho en las películas de Allen, que siempre se basa en los problemas entre hombres y mujeres porque son los que permanecen. «Siento que la vida es algo inestable y amenazador, con gente que busca algo desesperadamente, como la religión. Creen que tiene que haber algún significado, algún cielo, alguna recompensa», reflexionó el realizador.
La actriz británica Charlotte Lewis ha relanzado la polémica en torno al cineasta Roman Polanski, detenido en su domicilio de Suiza. La actriz, en unas declaraciones realizadas en Los Ángeles, aseguró el viernes haber sido «abusada sexualmente» por el director en su apartamento parisino a principios de los 80.
Mike Leigh presentó ayer a competición «Another year», una nueva muestra de su cine de siempre, sólido pero sin grandes novedades y con una historia que se repite y, en algunos momentos, cansa. Una película muy bien recibida en su primer pase en Cannes y que trata sobre «cómo entender» el proceso de envejecimiento y sobre el hecho de que no existe gente sin problemas, explicó ayer en una rueda de prensa.
«Another year» cuenta la historia de un matrimonio feliz y sin problemas aparentes -interpretado por Jim Broadbent y Ruth Sheen-, que están rodeados de una serie de amigos o familiares desgraciados, siempre a causa de no encontrar o de perder la pareja ideal.
La relación con esos personajes que les rodean y su evolución a lo largo de un año, es el esquema de una película en la que los estereotipos son demasiado básicos. Y que se centra en la «vida de la gente normal», reiteró Leigh, que agregó que «no hay diferencia entre la vida normal de cada uno y la de los demás».
El problema está en que «tenemos un poder de fascinación ilimitada», lo que nos hace creer que lo de los demás es mejor que lo nuestro, en opinión del responsable de «Secretos y mentiras», película que le hizo ganar la Palma de Oro de Cannes en 1996. Pero en realidad, nadie tiene una vida realmente aburrida, sino que todo depende de cómo la vean, explicó el director.
Y también hay que tener en cuenta la dificultad que supone el hecho de que, en el proceso de envejecimiento, la vida se convierte en algo «claro y complicado» al mismo tiempo. De ahí la necesidad de «reconciliarnos con la vida», algo de lo que habla el filme, que también muestra «cómo nos enfrentamos a nosotros mismos y a los otros». GARA