Este lunes, se cumplen 14 años desde que nos dejó aquel amigo inolvidable, solidario de todos nosotros, con su casa siempre abierta a los familiares de nuestros presos y presas, tanto en Cartagena como en Murcia, o camino de cualquier otra prisión en Andalucía o, en su época, de Ceuta o Melilla

Un año más le recordamos desde estas tierras donde esparcimos sus cenizas, junto con Blanca, en los montes de «La plaza de Urbina», en agosto de 1996.

«La solidaridad es la ternura de los pueblos», decía aquel lema sandinista cuya realidad nos era trasmitida por Mariano y sus amigos y amigas cartageneras, ¿verdad, Ana, Jon, Txema, Pablo, Iñako, Maite...? Y tantos otros que ahora en prisión supieron de su cariño y solidaridad. La solidaridad es imprescindible para Euskal Herria. Y Mariano siempre fue y será «Askatasunaren Haizea»:

«Con la libertad de nuestros presos y presas, los trigales nuevos./ Con la libertad, pájaros al viento./ Con la libertad, el grito aurrera bolie que sacude el mar, que rompe el silencio,/ Que abate la roca, que demanda el viento,/ Que pone en la boca el azul del cielo».

Y nada mejor para recordarle que volver a leer una de esas poesías que Isidoro, su compañero de siempre, nos envía desde Cartagena. Una de esas poesías que le quemaban en el alma y que en algunos momentos mágicos que pasamos con él, nos recitaba:

«Es un vicio./ Como otros tienen el ver el fútbol,/ el beber, el fumar, el joder,/ la lotería, el hacer punto y las quinielas,/ yo tengo además, como otro de mis vicios,/ el socialismo y el comunismo,/ el soñar en una tierra distinta y llana/ aun en el fondo del pozo./ Un vicio ya incorregible. Creo».

Poesía, ésa de Mariano, más necesaria que nunca y que muchos la seguimos haciendo nuestra... Porque además, como seguía en la «Canción 32» de sus «Canciones desde el fondo de un pozo»:

«Y es que ahora no está el horno para bollos,/ ni para panes,/ ni siquiera para ladrillos...».

Es época de lucha. Nos vemos, compañeras. Nos vemos, compañeros.